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The Islamic Bulletin

Volume XXX No. 30

porque me consideraban una amenaza para la seguridad de

la institución. En abril de 1991, fui condenado formalmente

a 20 años de prisión por la participación que tuve en esos

crímenes. Me gustaría pensar que era un hombre en ese

momento; pero en realidad, era todavía un niño tratando

de actuar como un hombre. Y por lo que en este estado de

auto-engaño, me sumergí dentro de un ambiente en el que

no estaba totalmente preparado para enfrentar

El 21 de julio de 1991, llegué a mi primera unidad de

asignación, la Unidad de Clemens en Brazoria, Texas. Esta

unidad fue apodada como el “infierno ardiente.” Mi primer

compañero de celda se hacía llamar Mac-T. Se establecieron

las normas de la celda de inmediato: 1-Quitarse los zapatos

antes de entrar en la celda, 2- limpiar el suelo antes de salir

de la celda, y 3- Ningún ruido cuando se esté orando. Como

pensaba que era rudo, realmente no traté de escuchar lo

que estaban diciendo. Así que protesté para no quedarme

en la celda juntos más de un día. Sólo en los últimos años

supe que era musulmán. Poco después de eso, empecé a

acostumbrarme a la cultura de la prisión: luchar, robar, y

emborracharme en cada oportunidad. Cualquier cosa para

tratar de olvidarme desperdiciando la vida y los sueños rotos.

Salí de Clemens en diciembre de 1991 para poder asistir a

la universidad en la Unidad de Hughes en Gatesville, Texas.

Mi viaje acababa de empezar.

A mi llegada a la Unidad de Hughes, inmediatamente recon-

ocí completamente la diferencia en el ambiente. Mientras

que en Clemens todos tenían aproximadamente la misma

edad que yo, en esta nueva unidad la mayoría de las perso-

nas tenían entre 15 y 20 años mayor que yo. Mi reputación

me precedía a Hughes, por lo que me vi obligado a vivir

conforme a ella. Algunos de los hombres mayores vieron lo

que estaba haciendo y trataron de avisarme de que no era

la manera de pasar mi tiempo allí. No obstante, el ciclo que

había comenzado en Clemens regresó en plena marcha.

Luché mucho, bebía mucho, y hacía todo lo que podía hacer

para romper las reglas de un establecimiento que había visto

como corrupto.

En 1993, cuando mi padre murió, mi vida estuvo fuera de

control. En mis ojos, no tenía ninguna razón para vivir - se

había ido mi única fuente de estabilidad. Fue durante este

tiempo que me encontré con tres hermanos que tendrían

un gran impacto en mi vida. Uno se llamaba Yaqub, otro

Kareem, y el otro Wadi. Estas fueron tres de las personas más

disciplinadas que he conocido. Eran musulmanes devotos

cuyo único propósito en la vida era agradar a Dios. Muchas

veces, ellos me invitaban a los servicios islámicos, pero por

mi personalidad gángster y mi mentalidad corrupta, no les

prestaba atención y seguía en mis travesuras. En ese momento,

me consideraba un ateo. La única cosa que adoraba era el

poder; lo único que creía era en mí mismo. Fue en ese estado

cuando iba a conocer a un hombre joven que me inspiraría

a regresar a la única cosa que había estado ausente de mi

vida durante años: Dios. Era 1995 y estaba trabajando en la

cocina como cocinero. Mi trabajo consistía en asegurarme

de que la comida estuviese a la altura de la dieta y que cada

persona en la lista aprobada recibiera su bandeja durante la

hora de la comida. Mi ayudante era un joven llamado Hay-

wood. Era musulmán y tenía el nombre de Mustafá. Éramos

buenos amigos y hablábamos de todo: política, educación, e

incluso la religión. Y así, un día, mientras estaba estudiando, le

Físicamente confinados, pero espiritualmente libres

En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso.

Se ha escuchado muchas veces

sobre los hombres que ingresan a

la prisión y aceptan la religión del

Islam. Algunos dicen que se trata de

un fenómeno único en particular

en la población reclusa negra, tanto

hombres como mujeres. La verdad

es que muchos prisioneros de di-

versos orígenes hacen la reversión al

I s l am.

Mi historia es sólo una de muchos.

Eso está escrito no para llamar la atención; más bien, está

escrito como testimonio de lo que la fe en Dios puede

hacer a una persona físicamente, mentalmente, emocional

y espiritualmente. Oro para que mi historia inspire a otros a

estudiar las señales del Creador para que puedan reconocer

la verdad y vivir de acuerdo con ella.

Primero me introdujeron al Islam en 1984. En ese momento,

yo era sólo un niño de 11 años y no entendía exactamente

lo que estaba escuchando. Me dijeron que los musulmanes

rezan a un solo Dios y no comen cerdo. También me dijeron

que el Islam es una religión de verdad los de raza negra y

que cualquier otra raza nunca podría realmente ser musul-

mán. Todo esto era extraño para mí. Me crié en una familia

Bautista y me enseñaron que la única manera que podía ser

salvado era creer en Jesús y reconocer asimismo que la única

manera de poder hablar con Dios era mediante la oración a

Jesús. Me dijeron que era un pecador por naturaleza y que

la única manera que podía de ser purificado era a través

de la “sangre de Cristo.” Estas filosofías contradictorias sólo

servían para confundir a mi joven mente aún más. Así, en

respuesta a este ataque mental, he elegido hacer caso omiso

de ambas.

Durante mi adolescencia no asistí a ninguna iglesia, mezqui-

ta, ni ningún otro tipo de institución religiosa. En su lugar,

me dediqué a preparar mi futuro terrenal: me dediqué a mi

país. Entré en el programa ROTC (Reserve Officers Training

Corps) de mi escuela secundaria y destaqué. Me dijeron

que no había mayor vocación que ponerse de pie y luchar

por su país. Por este ideal extendí todos mis esfuerzos. Fue

también durante este tiempo que empecé a caer preso de

la vida de la calle. Pronto me gané una reputación como un

tipo duro, y si bien me gané mucho respeto de los demás

en las calles, también me llevó a derrumbarme.

El 26 de agosto, 1990 fui detenido y acusado de “asalto con

un arma mortal”, así como “cómplice de asesinato.” Siendo

muy publicitados, mi caso conmocionó a la comunidad. La

mayoría de mis coacusados eran buenos estudiantes que

se esperaba que tuvieran éxito en lo que quisieran hacer.

Por lo que muchas personas estaban muy preocupadas

en como ocurrió todo esto. En septiembre de ese año, los

cargos fueron actualizados a “conspiración de crimen or-

ganizado para cometer asesinato” y “crimen de asesinato

organizado.”, Entonces me pusieron en encierro solitario

L

a

conversión

de

un

preso

A

mericano

al

I

slam

to

I

slam