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The Islamic Bulletin

Volume XXX No. 30

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Mi nombre es Cassie y tengo 23 años de edad. Me gradué

como enfermera calificada este año y me dieron mi primer

trabajo como enfermera a domicilio. Mi paciente era un

caballero Inglés en sus primeros 80 años que sufría de la

enfermedad de Alzheimer. En el primer encuentro con el

paciente me fue dado su historial y allí me di cuenta que

era un convertido a la religión del Islam, por lo tanto, era

un musulmán.

Yo sabía que tendría que tenerlo en cuenta ya que algunas

formas de tratamiento pueden ir en contra de su fe, y por

lo tanto traté de adaptar mi atención para satisfacer sus

necesidades. He traído la carne ‘halal’ para cocinarle y me

aseguré que no había carne de cerdo o alcohol permitido

en el recinto.

Mi paciente estaba en una fase muy avanzada de su condi-

ción por lo que muchos de mis colegas no podían entend-

er por qué yo estaba haciendo tanto esfuerzo para él. Pero

entendí que una persona que se compromete en una fe

merece ser respetada, incluso si no están en condiciones

de comprender.

Después de unas pocas semanas con mi paciente, em-

pecé a notar algunos patrones de movimiento. Al principio

pensé que era algunos movimientos copiados que había

visto de alguien haciéndolo, pero vi que se repetía el movi-

miento en un tiempo particular; mañana tarde noche.

Los movimientos eran de levantar las manos, hacer un arco

y luego poner la cabeza en el suelo. No podía entender-

lo. También estaba repitiendo frases en otro idioma. No

entendía qué lengua era pero sé que los mismos versos se

repitieron diariamente. Además, él no me permitía darle

de comer con la mano izquierda (Soy zurda). De alguna

manera sabía que estaba relacionado con su religión, pero

no sabía cómo.

Uno de mis colegas me habló de Paltalk como un lugar

para debates y discusiones y como no conocía a ningún

musulmán a excepción de mi paciente pensé que sería

bueno hablar con alguien en vivo y hacer preguntas. Fui al

cuarto del Islám y entré en la habitación ‘Mensaje ver-

dadero’.

Aquí hice preguntas en relación con los movimientos

repetidos y me dijeron que se trataba de las acciones en la

oración. No lo creía hasta que alguien publicó un enlace

de la oración islámica en YouTube. Me quedé impactada.

Un hombre que ha perdido toda la memoria de sus hijos,

de su ocupación, y apenas podía comer y beber era capaz

de recordar no sólo las acciones de la oración, sino los

versos que estaban en otro idioma.

Esto no era nada menos que increíble y yo sabía que este

hombre era devoto en su fe, y me dieron ganas de apren-

der más con el fin de cuidar de él lo mejor que pude.

Entré en la sala de Paltalk tan a menudo como pude y

me dieron un enlace para leer la traducción del Corán y

escucharla. El capítulo de la ‘abeja’ me dio escalofríos y lo

repetí varias veces al día.

Grabé una grabación del Corán en mi iPod y se lo di a mi

paciente para que lo escuchara. Estaba sonriendo y lloran-

do, y en la lectura de la traducción pude ver por qué.

Apliqué lo que había aprendido del Paltalk para cuidar

a mi paciente, pero poco a poco me encontré yendo al

cuarto para encontrar respuestas sobre mi misma. Nunca

conocí a mi padre, mi madre murió cuando yo tenía 3

años, y mi hermano y yo fuimos criados por mis abuelos

que murieron hace 4 años; por lo que ahora sólo somos

dos de nosotros.

Pero a pesar de toda esta pérdida, siempre pensé que era

feliz. Fue sólo después de pasar tiempo con mi paciente

que me sentí como si estuviera perdiendo algo. Estaba per-

diendo esa sensación de paz y tranquilidad de mi paciente,

incluso a través del sufrimiento.

Yo quería tener ese sentido de pertenencia y ser parte de

algo, aunque no estuviese nadie alrededor.

Una señora en Paltalk me dio una lista de mezquitas en mi

área y fui a visitar una. Vi la oración y no pude contener las

lágrimas.

Me sentí atraída por ir a la mezquita todos los días y el

Imam y su esposa me daban libros y cintas cualquier pre-

gunta que tenía era bienvenida.

Cada pregunta que hice en la mezquita y en el Paltalk fue

respondida con tal claridad y profundidad que no podía

hacer nada más que aceptarlo.

Nunca he practicado una fe, pero siempre creí que había

un Dios; No sabía cómo le adoraban. Una tarde llegó el

Paltalk y uno de los oradores en el micrófono se dirigió

a mí. Me preguntó si tenía alguna pregunta, le dije “no”.

Me preguntó si estaba contento con las respuestas que me

dieron, y le dije “sí”.

Se preguntó entonces que era lo que me impedía aceptar

el Islam y no pude responder. Fui a la mezquita para ver la

oración del alba. El Imam me hizo la misma pregunta y no

pude responder.

La Enfermera y el Paciente Musulmán

Una Verdadera Historia Desde el Reino Unido