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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
da e hijos, conoce lo oculto o ha concertado una
alianza con el Compasivo’?
(19:77-78)’.
XVIII
Mención del sastre
1001.
Anas bin Mâlik dijo: ‘Un sastre invitó al
Mensajero de Dios (B y P) a una comida que le
había preparado. Yo fui con el Mensajero de Dios
(B y P) a esa comida. Se le presentó pan con sopa,
en la cual había calabaza y carne seca; y vi al Men-
sajero de Dios (B y P) tomar los pedazos de cala-
baza del plato. Desde entonces me gusta la cala-
baza’.
XIX
La compra de bestias y asnos
1002.
Ÿâbir bin ‘Abdullah dijo: ‘Acompaña-
ba al Profeta (B y P) en una campaña militar y
mi camello iba a paso lento y cansado. El Profe-
ta (B y P) llegó a mí y dijo: «¿Ÿâbir?» Dije: ‘¿Sí?’
Me dijo: «¿Qué te pasa?» Le dije: Mi camello va
a paso lento y cansino, así que me retrasé’. Él se
bajó y picó a mi camello con su vara; luego me
dijo: «Monta»; y monté. En seguida me vi que iba
tan rápido que tenía que contenerlo para no de-
jar atrás al Mensajero de Dios (B y P). Él me dijo:
«¿Te has casado?» Le dije: ‘Sí’; me dijo: «¿Con una
virgen o con una zayyib ?» Le dije: ‘Con una zai-
yyib’. Me dijo: «¿Por qué no te casaste con una
virgen para que juguetees con ella y ella jugue-
tee contigo?» Le dije: ‘Tengo hermanas; por eso
quise casarme con una mujer adulta que las jun-
te, las peine y las cuide’. Él dijo: «Ya estás llegan-
do; cuando llegues acércate a tu mujer para que
tengas un hijo inteligente»; luego dijo: «¿Vendes
tu camello?» Le dije: ‘Sí’ y me lo compró por una
Uqiyya de oro. El Mensajero de Dios (B y P) lle-
gó a Medina antes que yo llegue, pues yo llegué a
la mañana siguiente. Cuando llegué fui hacia la
mezquita y lo encontré en la puerta; me pregun-
tó: «¿Acabas de llegar?» le dije: ‘Sí’, me dijo: «Pues
deja tu camello y entra a rezar dos rak‘ât». Entré y
recé. Entonces. Él ordenó a Bilâl que me pese una
uqiyya de oro. Bilâl me pesó justamente y yo me
fui. Luego el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Llá-
(1)
Zaiyyib
; es el nombre que se da en árabe a las
mujeres que ya han perdido la virginidad por relaciones
sexuales anteriores.
mame a Ÿâbir». Dije: ‘Ahora me devolverá mi ca-
mello y no hay cosa que odie más que ese animal’.
Pero el Profeta (B y P) me dijo: «Toma tu camello
y el precio que pagué por él».
XX
La compra de un camello que
padece una enfermedad que le
causa sed extrema
1003.
‘Abdullah bin ‘Umar relató haber com-
prado un camello que padecía una enfermedad
que lo dejaba extrema e insaciablemente sediento,
de un hombre que lo tenía en sociedad con otro.
El socio del vendedor llegó ante ‘Abdullah bin
‘Umar y le dijo: ‘Mi socio te vendió un camello
enfermo con sed extrema sin informarte’. Le dijo:
‘Llévatelo pues’. Cuando el socio quiso llevárselo,
Ibn ‘Umar le dijo: ‘Déjalo, pues estoy conforme
con el veredicto del Mensajero de Dios (B y P) de
que: «No hay contagio» (sin el permiso de Dios)’.
XXI
Mención de quien trabaja ex-
trayendo sangre
1004.
Anas bin Mâlik relató que Abû Tayba
extrajo sangre del Mensajero de Dios (B y P) ,
por lo que él ordenó que se le dé un sâ‘ de dátiles
y ordenó a sus amos que le reduzcan sus cuotas.
(Abû Tayba era esclavo y debía dar parte de su ga-
nancia a sus amos).
1005.
‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que el Profe-
ta (B y P) se hizo extraer sangre y pagó a quien se
la extrajo. Si esta actividad fuese ilegal, el Profeta
(B y P) no le hubiese pagado.
XXII
Comerciar con algo cuyas
ganancias se consideran
detestables
1006.
‘Âisha, madre de los creyentes, relató
que había comprado una almohada con imáge-
(2) En esos tiempos la extracción de sangre de la es-
palda, del cuello y la cabeza se realizaba con fines curati-
vos y vigorizantes, pues se sabía que esta operación, rea-
lizada por succión con vacío, provocaba que la sangre ex-
traída sea reemplazada con sangre nueva y vigorosa. Esta
operación se llama en árabe Al-Hiÿâma y quien la realiza
se llama: Al-Haÿÿâm.