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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
40. El Libro de lo Dicho sobre la
Agricultura y los Cultivos
I
La virtud de la siembra y la
plantación de árboles
1071.
Anas bin Mâlik dijo: ‘El Mensajero de
Dios (B y P) dijo: «A todo musulmán que planta
un árbol o siembra una semilla se le contará como
una caridad por cada ave, hombre o animal que
coma de ello»’.
II
Se advierte contra las conse-
cuencias de dedicarse excesi-
vamente a las herramientas
agrícolas o de transgredir los
límites de Dios
1072.
Se relata que Abû Umâma Al-Bâhili vio
unas herramientas agrícolas y dijo: ‘Oí al Profeta
(B y P) decir: «Cuando esto entra en la casa de al-
guien Dios introduce la humillación en tal casa».
III
Adquirir un perro para (vigi-
lar) los cultivos
1073.
Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de All-
ah (B y P) dijo: «Quien mantiene un perro, pierde
un qirât (kilate) de su recompensa cada día, ex-
cepto por los perros de guardia en los sembradíos
y los perros pastores»’.
1074.
En otra versión dice: «Excepto el perro
pastor, el de los sembradíos y el de caza».
1075.
En otra versión dice: «Excepto el perro
de caza y el pastor».
IV
El uso de bueyes para el arado
1076.
Abû Huraira relató que el Profeta (B y P)
dijo: «Cuando un hombre montaba sobre una
vaca, esta se volteó y le dijo: ‘Yo no fui creada para
esto, fui creada para el arado’». Y agregó: «Yo creo
en esto, junto a Abû Bakr y ‘Umar». Luego agregó:
«Un lobo capturó una oveja y mientras el pastor
lo perseguía, se volvió y le dijo: ‘¿Quién la cuidara
el día en que no haya más pastor que yo?’» Y agre-
gó: «Yo creo en esto, junto a Abû Bakr y ‘Umar».
Abû Salama, uno de los narradores, dijo que Abû
Huraira dijo: ‘Abû Bakr y ‘Umar no estaban pre-
sentes en ese momento’.
V
Si alguien dice: ayúdame a cui-
dar las palmeras
1077.
Abu Huraira también dijo: ‘Los ansâríes
dijeron al Profeta (B y P): ‘Divide nuestros pal-
mares entre nosotros y nuestros hermanos (emi-
grantes)’. El dijo: «No». Entonces dijeron: ‘Nos
ayudaréis con nuestros palmares y compartire-
mos con vosotros las frutas’. (Los emigrantes) di-
jeron: ‘Oímos y obedecemos».
1078.
Râfi‘ bin Jadîÿ dijo: ‘La mayoría de los
habitantes de Medina éramos agricultores. Solía-
mos rentar la tierra con la condición de dar al te-
rrateniente (la cosecha de) una porción definida
de la tierra’. Luego agregó: ‘A veces esa parte era
afectada (por plagas y otras desgracias) y el resto
quedaba a salvo; otras veces el resto era afectado y
la parte del terrateniente quedaba a salvo. Así que
se nos prohibió. En cuanto al oro y la plata; pues
en esa época no se usaba (al rentar terrenos)’.
VI
La muzâra‘a  por mitades
1079. ‘
Abdullah bin ‘Umar relató que el Pro-
feta (B y P) acordó con la gente de Jaybar que le
entreguen la mitad de lo que produjera la tierra
de frutas o vegetales. Solía darle a sus esposas cien
wasq
: ochenta wasq de dátiles y veinte wasq de
cebada.
1080.
‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que el Profe-
ta (B y P) no prohibió la muzâra‘a sino que dijo:
«Que uno de vosotros preste gratuitamente la tie-
rra a su hermano es mejor a dársela a cambio de
una parte especificada de la cosecha».
(1) Al-
Muzâra‘a
(ar.: siembra compartida). General-
mente consistía en acuerdos de siembra compartida don-
de una parte proporcionaba la tierra y la otra el trabajo y
el material; luego se repartían la cosecha en distintas for-
mas; unas lícitas y otras ilícitas.