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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
Ibn Al-Jattâb vistiendo una camisa que le arras-
traba por el suelo» Dijeron: ‘¿Cómo lo interpre-
taste Mensajero de Dios?’ Dijo: «Es la religión».
XIII
•
Al-hayâ
es parte de la fe
23.
Ibn ‘Umar relató que el Mensajero de Dios
(B y P) pasó cerca de un hombre de los ansâr que
reprendía a su hermano por
Al-Hayâ
. El Mensaje-
ro de Dios (B y P) le dijo, entonces: «Déjalo, pues
Al-Hayâ
es parte de la fe» (ver el hadiz Nro. 9 res-
pecto del significado de
Al-Hayâ
).
XIV
•
«Cuando hayan transcurrido
los meses sagrados, matad a los
asociadores donde quiera que
les encontréis. ¡Capturadles!
¡Sitiadles! ¡Tendedles embosca-
das por todas partes! Pero si se
arrepienten, hacen el salat y
dan el zakat, entonces ¡dejadles
en paz! Dios es Indulgente, Mise-
ricordioso» (Corán 9:5)
24.
Ibn ‘Umar relató que el Mensajero de Dios
(B y P) dijo: «Se me ordenó combatir a la gente
hasta que atestigüen que no hay más Dios sino
Dios y que Muhammad es Mensajero de Dios, y
que realicen la oración y den la limosna. Si hacen
esto, habrán salvado de mí su vida y sus propie-
dades, excepto por el Derecho Islámico; y su ren-
dición de cuentas será ante Dios».
XV
•
Sobre quien dice que: «la fe es
acción»
25.
Abû Huraira relató que el Mensajero de
Dios (B y P) fue preguntado: ‘¿Cuál es la mejor
obra?’ y respondió: «Creer en Dios y en su Men-
sajero». Preguntaron: ‘¿Después qué?’ Dijo: «El
Ÿihâd por la causa de Dios». Preguntaron: ‘¿Des-
pués qué?’ Dijo: «El peregrinaje (ar.
Al-Haÿÿ
)
aceptado por Dios».
(1)
Ÿihâd
(ar. Esfuerzo): Es todo esfuerzo en la causa
de Dios. Aquí se refiere al combate por la causa de Dios.
XVI
•
Si el Islam de la persona no es
verdadero
26.
Sa‘d Ibn Abi Waqqâs dijo: ‘El Mensaje-
ro de Dios (B y P) distribuyó dádivas a un grupo
de personas mientras yo estaba sentado allí. Sin
embargo, el Mensajero de Dios (B y P) dejo de
lado a un hombre que yo consideraba el mejor
del grupo. Pregunté: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Por
qué dejaste de lado a esa persona? ¡Por Dios! Yo
lo considero un creyente’. Me dijo: «¿O un mu-
sulmán...?» Me callé un poco; pero luego me
venció lo que yo sabía de esa persona y volví a
preguntar: ‘¿Por qué dejas de lado a fulano? ¡Por
Dios! Yo lo considero un creyente’. Me dijo: «¿O
un musulmán...?» me calle un tiempo; pero luego
me venció lo que yo sabía de esa persona y repetí
mi pregunta. El mensajero de Dios (B y P) repi-
tió su respuesta y añadió: «¡Oh Sa‘d! Yo le doy a
una persona, aunque otros me sean más queri-
dos, por temor a que Dios lo introduzca de cara
en el fuego».
XVII
•
Sobre las malagradecidas con
sus esposos y los distintos gra-
dos de la incredulidad
27.
Ibn ‘Abbâs relató que el Profeta (B y P)
dijo: «Se me mostró el fuego del Infierno y vi que
la mayoría de sus habitantes eran mujeres incré-
dulas o malagradecidas» Se le preguntó: ‘¿Es que
no creían en Dios?’ Dijo: «Son malagradecidas
con sus esposos y reniegan del buen trato que se
les da. Aunque seas benevolente con ellas siem-
pre, cuando ve algo de ti (que le desagrada) dirá,
‘¡Nunca hiciste nada bueno por mí!’».
(2) Es:
Sa‘d bin Abi Waqqâs Mâlik bin Wuhayb
, su
kunya era: Abû Ishâq Al-Zuhri Al-Qurashi. Pariente del
Profeta (B y P) por el lado materno, entró al Islam a los 17
años. Fue uno de los grandes sahabas; luchó en Badr y di-
rigió a los musulmanes en Al-Qâdisiya contra los persas.
Fue uno de los diez que fueron informados de su entra-
da al Paraíso en vida. Fue gobernador de Kufa; se retiró a
Medina, perdió la vista y murió el año 55H.