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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
gente de Makka rehusó permitirle entrar en ella.
El Profeta (B y P) consiguió llegar con ellos a un
acuerdo: Que le dejen pasar allí tres días. Cuan-
do pusieron el acuerdo por escrito escribieron:
‘Esto es lo que acuerda Muhammad, mensajero
de Dios (B y P)’; los incrédulos (de Makka) di-
jeron: ‘No aprobamos eso. Si supiéramos que tú
eres Mensajero de Dios no te habríamos prohibi-
do entrar. Tú eres sólo Muhammad bin ‘Abdullah’.
El Profeta (B y P) dijo: «Yo soy Mensajero de Dios
y soy Muhammad bin ‘Abdullah» y dijo a ‘Alî:
«Borra: ‘Mensajero de Dios’». ‘Alî dijo: ‘No ¡Por
Dios que no te borraré nunca!’ Entonces el Men-
sajero de Dios (B y P) tomó el documento y es-
cribió: «Esto es lo que Muhammad bin ‘Abdullah
acuerda: No entrará en Makka nadie armado ex-
cepto con las armas enfundadas; nadie podrá salir
con él de Makka, aunque lo desee, y no impedirá
que se quede quienquiera de sus seguidores que
así lo desee». Cuando llegaron a Makka y pasó el
periodo estipulado, (los incrédulos) llegaron ante
‘Alî y dijeron: ‘Dile a tu amigo que salga de aquí
pues ya se terminó el periodo estipulado’. Cuan-
do el Profeta (B y P) abandonaba la ciudad, la hija
de Hamza lo siguió gritándole: ‘¡Tío! ¡Tío!’ ‘Alî la
tomó por la mano y dijo a Fâtima: ‘Toma a la hija
de tu tío paterno y cárgala’. ‘Alî, Ya‘far y Zayd dis-
putaban por la niña (por su custodia). ‘Alî dijo:
‘Yo tengo más derechos sobre ella, pues es la hija
de mi tío paterno’. Ya‘far dijo: ‘Es la hija de mi tío
paterno y su tía materna es mi esposa’. Zayd dijo:
‘Es la hija de mi hermano’. El Profeta (B y P) dic-
taminó que se entregue a su tía materna y dijo:
«La tía materna es como la madre». Y dijo a ‘Alî:
«Tú eres de los míos y yo soy de tuyos», a Ya‘far:
«Te pareces a mí en el carácter y en la apariencia»
y dijo a Zayd: «Tú eres nuestro hermano y nues-
tro mawla»’.
XII
Las palabras del Profeta (B y P)
al Hasan bin ‘Ali: «Este mi hijo
es un señor»
1187.
Abû Bakra dijo: ‘Vi al Mensajero de
Dios (B y P) sobre el púlpito y al Hasan bin ‘Alî a
su lado. Miraba a la gente a veces y miraba a Al-
Hasan otras. Y dijo: «Este mi hijo es un señor y tal
vez Dios reconcilie a dos grandes facciones de los
musulmanes a través de él»’.
XIII
¿Debe el imâm sugerir la
conciliación?
1188.
‘Âisha dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P)
oyó las voces de dos personas disputando fuera de
la puerta y sus voces se elevaron. Uno de ellos pe-
día al otro que le reduzca la deuda o que le tenga
paciencia en el cobro. El otro decía: ‘Por Dios que
no lo haré’. El Mensajero de Dios (B y P) salió y
dijo: «¿Quién está jurando por Dios que no hará
una buena obra?» El hombre respondió: ‘Soy yo
Mensajero de Dios (B y P); y le concederé, pues,
lo que él desee».
51. El Libro de las Condiciones
I
Los términos y condiciones de
las dotes en los contratos de
matrimonio
1189.
‘Uqba bin ‘Ámir dijo: ‘El Mensajero de
Dios (B y P) dijo: «De todas las condiciones que
debéis cumplir, las condiciones que os permiten
acceder a las relaciones sexuales (el contrato de
matrimonio) son las que más derecho tienen de
ser cumplidas»’.
II
Las condiciones que no están
permitidas en los castigos pres-
critos por Dios
1190.
Abû Huraira y Zayd bin Jâlid (Al-
Ÿuhani) dijeron: ‘Un beduino se presentó ante el
Mensajero de Dios (B y P) y dijo: ¡Mensajero de
Dios (B y P)! Te pido por Dios que nos juzgues
según el Libro de Dios’. Su litigante, que era más
culto, dijo: ‘Sí, juzga entre nosotros según el Li-
bro de Dios y permíteme hablar’. El Mensajero de
Dios (B y P) dijo: «Di». El hombre dijo: ‘Mi hijo
era obrero de este hombre y fornicó con su mujer.
La gente me dijo que mi hijo debía ser apedreado
hasta la muerte, por eso le pagué como rescate por
mi hijo cien ovejas y una esclava, después pregun-