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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
do de Tamîm y ‘Adí. Dos hombres de la familia
del difunto juraron que sus testimonios eran más
valederos que los testimonios de Tamîm y ‘Adí y
que el pote era de su pariente fallecido. Y este ver-
so fue revelado respecto a este caso:
¡Creyentes!
Cuando, a punto de morir, hagáis testamento,
llamad como testigos a dos personas justas de los
vuestros o bien dos de ajenos si estáis de viaje y
os sobreviene la muerte. Retenedlas después del
salat, si desconfiáis de ellos, que juren por Dios:
‘¡No nos venderemos, aunque se trate de un pa-
riente, ni ocultaremos el testimonio de Dios! si
no seríamos de los pecadores’
(5:106)’.
53. El Libro del Ÿihâd
I
La virtud del ÿihâd 
1204.
Abû Huraira relató que un hombre vino
al Mensajero de Dios (B y P) y le dijo: ‘Indícame
una buena obra que sea igual al ÿihâd en recom-
pensa’. El Profeta (B y P) le dijo: «No encuentro
tal obra». Luego agregó: «¿Puedes tú, mientras el
muÿâhid (combatiente por la causa de Dios) está
en campaña, entrar a la mezquita y rezar sin pa-
rar, a la vez que ayunas sin nunca romper tu ayu-
no?» El hombre dijo: ‘¿Pero quién podría hacer
eso?’ 
(1)
Ÿihâd
(del árabe, significa: esfuerzo, lucha). A pe-
sar de abarcar todos los tipos de esfuerzos que hace el cre-
yente en la causa de Dios, el ÿihâd se refiere comúnmente
a la lucha armada por la causa de Dios, al uso de la fuerza
numérica y militar. Se le da una importancia vital en el Is-
lam; es prácticamente uno de sus sustentadores. Cuando
se practica el ÿihâd la palabra de Dios se eleva, Su religión
se propaga y el bien y los bienhechores ganan terreno. Si
el ÿihâd se abandona el Islam es destruido y los musul-
manes son humillados; su honor se pierde, sus tierras son
usurpadas y su gobierno y autoridad se extingue. El ÿihâd
es un deber obligatorio para cada musulmán; quien in-
tenta huir de él o no desea en su interior cumplir con él,
morirá con una de las cualidades de los hipócritas.
(2) Es obvio que nadie podría; y ya que el muÿâhid
por Dios es recompensado como si estuviese haciendo
ambas obras, imposibles de hacer, es evidente que no hay
obra que se compare al ÿihâd, en recompensa.
II
El mejor entre toda la gente es
aquel creyente muyâhid que se
esfuerza al máximo en la causa
de Dios con su vida y sus bienes
1205.
Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo: ‘Alguien pre-
guntó: ‘¡Mensajero de Dios (B y P)! ¿Quién es el
mejor entre toda la gente?’ El Mensajero de Dios
(B y P) respondió: «Un creyente que combate en
la causa de Dios con su persona y sus bienes». Di-
jeron: ‘¿Luego quien?’ Dijo: «Un creyente que ha-
bita los senderos de montaña y deja a la gente a
salvo de su maldad»’ .
1206.
Abû Huraira dijo: ‘Escuché al Mensaje-
ro de Dios (B y P) decir: «El caso de un muÿâhid
por la causa de Dios, y Dios sabe más de quien
combate en Su causa, es como el caso de alguien
que ora y ayuna permanentemente. Dios le garan-
tiza al combatiente por Su causa: Que lo hará en-
trar al Paraíso si muere o que lo hará retornar a
casa a salvo y con ganancias o botines»’.
III
Los grados de los combatientes
en la causa de Dios
1207.
Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Dios
(B y P) dijo: «Quien cree en Dios y Su Mensaje-
ro, practica el salat y ayuna en Ramadán, tiene un
compromiso con Dios de que lo haga entrar en el
Paraíso, aunque haya combatido por la causa de
Dios o se haya quedado en su tierra natal». Le di-
jeron: ‘¡Mensajero de Dios (B y P)! ¿No debemos
contar esa buena nueva a la gente?’ El Mensaje-
ro de Dios (B y P) dijo: «En el Paraíso hay cien
niveles que Dios preparó para los que combaten
en la causa de Dios. Entre cada nivel hay un es-
pacio como el que hay entre los cielos y la tierra.
Así pues; cuando roguéis a Dios, pedidle el Fir-
daws, pues está en el centro del Paraíso y es su
parte más alta» y creo que añadió: «Encima de él
está el trono del Clemente y de él brotan los ríos
del Paraíso»’.
(3) Esto es cierto en los tiempos de atribulaciones y
de desorden; en otras situaciones la vida en sociedad es
mejor que el aislamiento. El Profeta (B y P) dice en un ha-
diz reportado por Al-Tirmidhi: “Quien se mezcla con la
gente y soporta su maldad tendrá mejor recompensa que
quien no se mezcla con la gente ni soporta su maldad”.