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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
XXXV
Quien procura la ayuda de los
pobres y de los piadosos en la
guerra
1251.
Sa‘d bin Abi Waqqâs dijo: ‘El Mensajero
de Dios (B y P) dijo: «No recibís victoria ni sus-
tento alguno sino por vuestros pobres»’.
1252.
Abû Sa‘îd relató que el Profeta (B y P)
dijo: «Vendrá un tiempo en que mucha gente irá
al ÿihâd y se les preguntará: ‘¿Hay entre vosotros
alguien que haya sido sahaba del Profeta (B y P)?’
Alguien responderá: ‘Sí’ y entonces se les dará la
victoria con él. Luego vendrá un tiempo en que
se pregunte (a los muÿáhidún): ‘¿Hay entre vo-
sotros algún discípulo de los sahabas del Profeta
(B y P)?’ y alguien responderá: ‘Sí’ y se les dará la
victoria. Luego vendrá un tiempo en que se pre-
gunte (a los muÿáhidún): ‘¿Hay entre vosotros al-
gún discípulo de un discípulo de los sahabas del
Profeta (B y P)?’ y alguien responderá: ‘Sí’ y se les
dará la victoria» .
XXXVI
La exhortación al lanzamiento
de flechas
1253.
Abû Usayd dijo: ‘El Mensajero de Dios
(B y P) dijo el día de Badr, cuando nos formába-
mos para enfrentar a los qurayshíes y ellos se for-
maban frente a nosotros: «Cuando se acerquen a
vosotros debéis lanzarles flechas»’.
XXXVII
El escudo y quien se protege
con el escudo de su compañero
1254.
‘Umar relató: ‘Las propiedades de Banu
Al-Nadîr que fueron transferidas por Dios a Su
Mensajero (B y P) como botín (fay’) no fueron
ganadas por los musulmanes con uso de sus ca-
ballos y sus camellos (por la fuerza). Entonces,
(1) Cabe notar que esta profecía se cumplió a cabali-
dad, pues las tres primeras generaciones de los musulma-
nes (los sahabas, sus discípulos y los discípulos de estos)
fueron las que realizaron las grandes conquistas del Islam
(en los primeros 100 años después de la hégira), y las que
hicieron realidad el buen gobierno de la ley de Dios y el
arranque de la gran máquina civilizadora que fue el Islam
por lo menos durante los siguientes mil años, de la cual
nos beneficiamos, incluso hoy, en occidente.
las propiedades pertenecían al Mensajero de Dios
(B y P) exclusivamente y él solía dar de allí a su fa-
milia para sus gastos anuales y solía gastar el resto
en armas y caballos para ser usados en la causa
de Dios’.
1255.
‘Alî relató: ‘Nunca vi al Mensajero de
Dios (B y P) decir: ‘Que mis padres sean tu resca-
te’ después de decírselo a Sa‘d (bin Mâlik), pues le
dijo: «¡Lanza! ¡Que mis padres sean tu rescate!»’.
XXXVIII
Lo que se dice sobre el ornamen-
to de las espadas
1256.
Abû Umâma relató que: Unas gentes
conquistaron muchas tierras y sus espadas no es-
taban adornadas con oro ni con plata sino con
cuero, plomo y hierro.
XXXIX
Lo que se dice sobre la armadu-
ra del Profeta (B y P) y la cota
de malla durante la batalla
1257.
‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘El Profe-
ta (B y P) dijo, mientras estaba en una tienda de
campaña: «¡Oh Dios! Te ruego por Tu Alianza y
Tu promesa. ¡Oh Dios! Si es Tu voluntad nadie
más te adorará después de hoy». Entonces Abû
Bakr lo tomó por su mano y le dijo: ‘Es suficiente
Mensajero de Dios (B y P); has rogado a tu Señor
con mucha insistencia’. En ese momento el Profe-
ta (B y P) estaba con su armadura y salió dicién-
dome: «
Todos serán derrotados y huirán. Pero la
Hora (del Juicio) es el tiempo que se les fijó y la
Hora es cruenta y amarguísima
(54:45-46)»’. En
otra versión aclara que era el día de Badr.
XL
Vistiendo seda durante la
guerra
1258.
Anas binMâlik relató: ‘El Profeta (B y P)
permitió a ‘Abdu Rahmân bin ‘Awf y a Al-Zubayr
que usen camisas de seda, pues padecían una en-
fermedad que les causaba comezón’.
1259.
En otra versión (Anas bin Mâlik) rela-
ta que ambos se quejaron con el Profeta (B y P)
–refiriéndose a los piojos– y él les permitió vestir
seda.