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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
otro profeta; sin embargo no habrá profeta algu-
no después de mí, pero habrá califas en gran nú-
mero». Dijeron: ‘¿Qué nos ordenas, pues?’ Dijo:
«Cumplid con vuestra bay‘a al primero ; y dadles
sus derechos, pues Dios los interrogará por lo que
hayan hecho con aquéllos sobre quienes quiso
que gobiernen».
1444.
Abû Sa‘îd relató que el Profeta (B y P)
dijo: «Seguiréis los actos de quienes os precedie-
ron palmo a palmo y braza a braza; hasta si entran
en la madriguera de un lagarto los seguiríais». Di-
jimos: ‘¡Mensajero de Dios (B y P)! ¿Hablas de los
judíos y los cristianos?’ Dijo: «¿Y quién más?»
1445.
‘Abdullah bin ‘Amrû relató que el Pro-
feta (B y P) dijo: «Divulgad algo de mi mensaje,
aunque sea una sola aleya. Informad a otros las
historias de los israelitas sin temor y quien mienta
intencionalmente sobre mí que se prepare a ocu-
par su lugar en el Fuego».
1446.
Abû Huraira relató que el Mensajero de
Dios (B y P) dijo: «Los judíos y los cristianos no
se tiñen (las canas), así que vosotros haced al con-
trario (teñíos el cabello y la barba)».
1447.
Yundab bin ‘Abdullah dijo: ‘El Mensaje-
ro de Dios (B y P) dijo: «Entre las naciones que os
precedieron hubo alguien que tenía una herida.
Su impaciencia creció (ante el dolor) y se cortó la
mano con un cuchillo. La sangre no dejó de co-
rrer hasta que murió. Dios dijo:
Mi siervo se apre-
suró a morir así que yo le prohibiré el Paraíso
»’.
1448.
Abû Huraira relató haber oído al Profe-
ta (B y P) decir: «Dios decidió probar a tres hom-
bres de los israelitas: Un leproso, un calvo y un
ciego. Así que les envió un ángel que llegó ante el
leproso y le preguntó: ‘¿Qué es lo que más quie-
res?’ El leproso respondió: ‘Un buen color y una
buena piel, pues la gente me detesta’. El ángel pasó
su mano por su piel y se le fue la lepra obtenien-
do, así, un buen color y una buena piel. El ángel
le preguntó: ‘¿Qué bien es el que más quieres?’ El
hombre respondió: ‘Camellos’; entonces el ángel
le dio una camella preñada y le dijo: ‘Que Dios te
bendiga con ella’. Luego el ángel se dirigió al cal-
vo y le dijo: ‘¿Qué es lo que más quieres?’ Le res-
pondió: ‘Buen cabello y que desaparezca esto (la
calvicie) pues la gente me detesta’. El ángel le pasó
su mano y se fue la calvicie, recibiendo un buen
cabello. Luego le preguntó: ‘¿Qué bien es el que
(1) Si se da la bay‘a a un Califa y luego algunos ciu-
dadanos eligen a otro, la gente debe obedecer al primero;
pues la elección del segundo es ilegal e inválida.
más quieres?’ Le respondió: ‘Las vacas’. El ángel
le dio entonces una vaca preñada y le dijo: ‘Que
Dios te bendiga con ella’. Luego fue hasta el cie-
go y le preguntó: ‘¿Qué es lo que más quieres?’ El
ciego le dijo: ‘Que Dios me devuelva la vista para
poder ver a la gente’. El ángel le pasó la mano y
Dios le devolvió su vista. Luego le preguntó: ‘¿Qué
bien es el que más quieres?’ le respondió: ‘Ove-
jas’ y el ángel le dio, entonces, una oveja preñada.
Y los animales se multiplicaron. El primero tenía
un valle lleno de camellos, el segundo un valle lle-
no de vacas y el tercero un valle lleno de ovejas.
Luego, el ángel se presentó ante el que era leproso
con la apariencia de un pobre leproso y le dijo:
‘Soy un hombre pobre que perdió todos su me-
dios de sustento en un viaje; nadie podrá satisfa-
cer mis necesidades sino Dios y luego tú. Te pido,
en nombre del que te dio un buen color, una bue-
na piel y bienes, un camello para llegar a mi des-
tino’. El hombre dijo: ‘Tengo muchas obligaciones
(no puedo ayudarte)’. El ángel le dijo: ‘Me parece
conocerte ‘¿No eres tú ese al que la gente detesta-
ba; que era pobre y luego Dios le dio bienes?’ El
hombre se negó diciendo: ‘Yo obtuve esto como
herencia de mis antepasados’. El ángel le dijo: ‘Si
estás mintiendo que Dios te transforme en lo que
eras antes’. Luego fue ante el que era calvo con la
misma apariencia que él tenía antes y le dijo lo
mismo que dijo al que era leproso. El que era cal-
vo le respondió lo mismo que el que era leproso.
Entonces, el ángel le dijo: ‘Si estás mintiendo que
Dios te transforme en lo que eras antes’. Luego fue
ante el que era ciego con la apariencia que él tenía
antes (la ceguera) y le dijo: ‘Soy un hombre pobre
y un viajero en apuros; he perdido mis medios de
sustento. Nadie podrá llenar mis necesidades sino
Dios y luego tú. Te pido, por el que te devolvió la
vista, una oveja para que llegue a mi destino’. El
que era ciego le dijo: ‘Yo era ciego y Dios me de-
volvió la vista; también era pobre y Dios me enri-
queció. Toma lo que desees; pues yo no te negaré
lo que tomes por Dios’. El ángel le dijo: ‘Quédate
con tus bienes, pues (los tres) habéis sido proba-
dos. Dios está complacido contigo y su enojo re-
cayó sobre tus dos amigos’».
1449.
Abû Sa‘îd relató que el Profeta (B y P)
dijo: «Entre los israelitas había un hombre que
asesinó a noventa y nueve personas y que des-
pués salió a preguntar (si su arrepentimiento se-
ría aceptado). Fue ante un ermitaño y le preguntó:
‘¿Será aceptado mi arrepentimiento?’ El ermitaño
le dijo: ‘No’ y el hombre lo mató. El hombre siguió