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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
gunté: ‘¿Quién es?’ Me respondió: ‘ ‘Uzmân bin
‘Affân’. Le dije: ‘Espera un poco’ y fui a informar al
Profeta (B y P). El Profeta (B y P) me dijo: «Per-
mítele entrar y albríciale con el Paraíso, después
de una calamidad que le azotará». Volví y le dije:
‘Entra; el Mensajero de Dios (B y P) te albrició el
Paraíso después de que te azote una calamidad’.
‘Uzmân entró y encontró que el borde construi-
do del pozo ya estaba lleno (ocupado por los que
llegaron antes que él) y fue a sentarse en la orilla
opuesta frente al Profeta (B y P)’.
1526.
Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo: ‘El Profeta
(B y P) dijo: «No insultéis a mis sahabas. Pues,
aunque lleguéis a dar en caridad tanto oro en can-
tidad igual al tamaño de Uhud, nunca llegaréis a
igualar el mudd (dos tercios de kilo) o el medio
mudd de ellos»’.
1527.
Anas bin Mâlik relató que el Profe-
ta (B y P) escaló la montaña de Uhud con Abû
Bakr, ‘Umar y ‘Uzmân. La montaña tembló bajo
sus pies y dijo, pues, el Profeta (B y P): «Mantente
firme Uhud, pues sobre ti tienes a un profeta, un
creyente de mucha fe (Siddîq) y dos mártires» .
1528.
‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘Estaba ro-
gando a Dios por ‘Umar bin Al-Jattâb, que había
sido puesto sobre su cama (ya muerto), cuando
de pronto un hombre apoyó sus codos sobre mis
hombros y decía: ‘¡Que Dios tenga misericordia
de ti! Yo siempre desee que Dios te ponga junto
con tus dos amigos, pues oí al Mensajero de Dios
(B y P) decir muchas veces: «Estaba yo, Abû Bakr
y ‘Umar; hicimos, yo, Abû Bakr y ‘Umar; parti-
mos, yo, Abû Bakr y ‘Umar»’; por eso espero que
Dios te ponga junto con ellos dos. Me dí vuelta y
vi que era ‘Alî bin Abi Tâlib’.
II
Las virtudes de ‘Umar bin
Al-Jattâb
1529.
Ÿâbir bin ‘Abdullah dijo: ‘El Profeta
(B y P) dijo: «Me vi (en un sueño) en el Paraíso y
de pronto me encontré con Al-Rumaysâ’, la espo-
sa de Abû Talha. Luego oí pasos; dije: ‘¿Quién es?’
Me dijo: ‘Es Bilâl’. Luego vi un palacio en cuyo pa-
(1) Estas palabras del Mensajero de Dios (B y P) fue-
ron proféticas, pues el Siddîq era obviamente Abû Bakr,
sin embargo; nadie humano podría saber e informar al
Profeta (B y P) lo que posteriormente sucedió con ‘Umar
y ‘Uzmân, que murieron asesinados por enemigos y caye-
ron como mártires del Islam.
tio había una dama sentada. Pregunté: ‘¿De quién
es este palacio?’ Me dijeron: ‘Es de ‘Umar’. Quise
entrar, pero recordé tus celos –lo dijo dirigiéndo-
se a ‘Umar–». ‘Umar dijo: ‘¡Que mi padre y mi
madre sean tu rescate, Mensajero de Dios! ¿Acaso
celaré de ti?»
1530.
Anas bin Mâlik relató que un hombre
preguntó al Profeta (B y P) sobre la Hora dicien-
do: ‘¿Cuándo es la Hora?’ El Profeta (B y P) le
dijo: «¿Y qué tienes preparado para ella?» El hom-
bre dijo: ‘Nada, excepto que quiero a Dios y a Su
Mensajero (B y P)’. El Profeta (B y P) le dijo: «Tú
estarás con los que quieres». Anas bin Mâlik agre-
gó: ‘Nunca nos alegramos tanto como nos alegra-
mos al escuchar las palabras del Profeta (B y P):
«Tú estarás con los que quieres»’ y agregó: ‘Pues
yo quiero al Profeta (B y P) a Abû Bakr y a ‘Umar;
y quiero estar con ellos por mi amor hacia ellos,
aunque no haya obrado igual que ellos’.
1531.
Abû Huraira dijo: ‘El Profeta (B y P)
dijo: «Entre la gente anterior a vosotros de los is-
raelíes había hombres que eran inspirados en la
guía sin ser profetas; y si hay alguno así en mi na-
ción, pues es ‘Umar»’.
III
Las virtudes de ‘Uzmân bin
‘Affân
1532.
‘Abdullah bin ‘Umar relató que un egip-
cio llegó a él y le dijo: ‘¿Sabes tú que ‘Uzmân huyó
el día de Uhud?’ ‘Abdullah bin ‘Umar le dijo: ‘Sí’.
El egipcio le dijo: ‘¿Y sabes que estuvo ausente de
la batalla de Badr y no la presenció?’ ‘Abdullah
bin ‘Umar le dijo: ‘Sí’. El egipcio añadió: ‘¿Y sabes
que estuvo ausente en el juramento de Ridwán 
y no asistió?’ ‘Abdullah bin ‘Umar le dijo: ‘Sí’. El
egipcio dijo: ‘¡Dios es el más grande!’ ‘Abdullah
bin ‘Umar le dijo: ‘Ven que te explicaré. Sobre su
huida en el día de Uhud, soy testigo de que Dios
se lo disculpó y se los perdonó. Sobre su ausencia
de Badr, pues fue porque tenía bajo su responsa-
bilidad a la hija del Mensajero de Dios (B y P) (era
su esposa) y ella estaba enferma; el Mensajero de
Dios (B y P) le dijo: «Tienes la recompensa de
quien asistió a Badr y tienes tu parte (del botín)».
(2) Este es el juramento de lealtad que los musulma-
nes hicieron al Profeta (B y P) después del intento de ha-
cer la ‘umra y el posterior acuerdo de Al-Hudaibiya en el
año octavo después de la Hiÿra. Lo llaman también: “el
juramento del árbol”.