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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
«¡Por Aquél que tiene mi alma en Su mano! ¡Vo-
sotros sois la gente más querida para mí!» dos ve-
ces’.
1560.
Zayd bin Arqam dijo: ‘Los ansár dije-
ron: ‘¡Mensajero de Dios! Todo profeta ha tenido
seguidores y, ciertamente, nosotros te seguimos.
Pide, pues a Dios que haga a nuestros seguidores
ser considerados como de nosotros’ y el Profeta
(B y P) rogó por ello’.
XXIII
Las virtudes de las familias de
los Ansâr
1561.
Abû Humayd relató que el Profeta
(B y P) dijo: «Las mejores familias de los ansâr...».
y mencionó el resto del hadiz, que ya menciona-
mos. Luego Sa‘d dijo al Profeta (B y P): ‘¡Mensa-
jero de Dios! ¡Mencionaste a las mejores fami-
lias de los ansâr y nos pusiste al final!’ el Profeta
(B y P) dijo: «¿Y no os basta con estar entre los
mejores?»
XXIV
Las palabras del Profeta (B y P)
a los Ansâr: «Tened paciencia
hasta que me encontréis en el
estanque (al-hawd)»
1562.
Usayd bin Hudayr relató que un hombre
de los ansâr dijo: ‘¡Mensajero de Dios! ¿No pue-
des nombrarme para un puesto como nombraste
a fulano?’ el Profeta (B y P) dijo: «Después de mi
veréis que se prefiere a otros en vez de vosotros;
así que tened paciencia hasta que me encontréis
en el estanque».
1563.
En otra versión, Anas cita: «Nuestro lu-
gar de encuentro será el estanque».
XXV
Las palabras de Dios:
...y les
prefieren a sí mismos, aún si es-
tán en la penuria...
(59:9)
1564.
Abû Huraira relató que un hombre lle-
gó ante el Profeta (B y P) y él envió a (pregun-
tar a) sus mujeres (si tenían algo para ofrecerle).
Ellas dijeron: ‘No tenemos sino agua’. Entonces, el
Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¿Quién recibe o
da hospitalidad a este hombre?», un hombre de
los ansár dijo: ‘Yo’ y se lo llevó hasta que llegaron
donde estaba su mujer y le dijo: ‘Sé hospitalaria
con el huésped del Mensajero de Dios (B y P). No
tenemos más que la comida de mis hijos. El ansârí
le dijo: ‘Prepara tu comida, enciende tu lámpara
y manda a dormir a los niños si te piden comi-
da’. Ella preparó comida, encendió su lámpara y
acostó a los niños. Luego hizo como que reparaba
la lámpara y la apagó. Entonces, ellos aparenta-
ron estar comiendo, pero se fueron a dormir con
hambre (el huésped no notó que no habían comi-
do por la oscuridad reinante). Cuando amaneció,
el ansârí fue con el Mensajero de Dios (B y P) y él
le dijo: «A Dios le hizo reír –o: Le alegró– vuestra
acción» y Dios reveló:
...Y les prefieren a sí mis-
mos, aún si están en la penuria...
(59:9)’.
XXVI
Las palabras del Profeta (B y P):
«Aceptad las buenas obras de
los bienhechores entre ellos y
disculpad a sus malhechores»
1565.
Anas bin Mâlik dijo: ‘Abû Bakr y Al-
‘Abbâs pasaron por un grupo reunido de los
ansâríes y los vieron llorando. Dijo (uno de ellos):
‘¿Qué os hace llorar?’ Dijeron: ‘Recordamos nues-
tras reuniones con el Profeta (B y P)’. Ellos en-
traron a ver al Profeta (B y P) y le mencionaron
tales palabras. El Profeta (B y P), entonces, salió,
llevando el borde de una sábana amarrado alre-
dedor de su cabeza. Subió al púlpito, al que nun-
ca volvería después de aquél día; glorificó y alabó
a Dios; luego dijo: «Os encomiendo a los ansâr;
pues ellos son mis amigos cercanos a los que he
confiado mis asuntos privados. Cumplieron con
sus obligaciones y derechos, pero aún queda lo
que es para ellos. Así pues: Aceptad las buenas
obras de sus bienhechores y disculpad a sus mal-
hechores»’.
1566.
‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘El Mensaje-
ro de Dios (B y P) salió abrigando sus hombros
con un manto y con la cabeza amarrada con una
tela embadurnada de aceite. Se sentó en el púlpi-
to; glorificó y alabó a Dios y dijo: «Ahora: ¡Gen-
tes! El número de la gente irá aumentando y el de
los ansâr disminuirá hasta que sean como la sal
en la comida. Entonces, quien de vosotros tenga
autoridad y poder para beneficiar o perjudicar a
alguien, que acepte las buenas obras de sus bien-
hechores y que disculpe a sus malhechores»’.