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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
Único; dio la honra a Sus soldados; dio la victoria
a Su siervo y venció a los aliados Él solo; no hay,
pues, nada después de Él».
XVII
El regreso del Profeta (B y P)
de la batalla de Al-Ahzáb (los
aliados) y su partida contra
los Bani Quraydha
1629.
Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo: ‘La gente de
Banu Quraydha aceptó someterse al veredicto de
Sa‘d bin Mu‘âdh. El Profeta (B y P) envió por Sa‘d
y él llegó montado en un burro; cuando (Sa‘d) se
acercaba a la mezquita, el Profeta (B y P) dijo a los
ansâr: «Levantaos en respeto a vuestro líder» y le
dijo: «Estos aceptaron someterse a tu veredicto».
Cuando éste pronunció la sentencia, el Profeta (B
y P) le dijo: «Les haz juzgado conforme a la ley
de Dios» –o dijo: «Según el veredicto del rey de
ellos»–’.
XVIII
La batalla de Dhât Al-Riqâ’ (la
de los harapos) 
1630.
Ÿâbir bin ‘Abdullah relató que el Profeta
(B y P) rezó dirigiendo a sus sahabas en la ora-
ción del temor en su séptima campaña militar, la
campaña de los harapos.
1631.
Abû Mûsa dijo: ‘Salimos con el Profe-
ta (B y P) en una campaña militar y éramos seis
personas turnándonos al lomo de un solo came-
llo. (Por la larga marcha) mis pies se hicieron más
delgados y mis uñas se cayeron; solíamos atar al-
rededor de nuestros pies harapos, por eso se lla-
mó: ‘La campaña de los harapos’, porque solíamos
vendar con harapos nuestros pies’.
1632.
Sahl bin Hazma, uno de los que acom-
pañó al Mensajero de Dios (B y P) en la campa-
ña de ‘dhat al riqâ’ cuando el Mensajero de Dios
(B y P) rezó la oración del temor, relató que un
grupo rezó con el Mensajero de Dios (B y P) y el
otro grupo se formó frente al enemigo. El Mensa-
jero de Dios (B y P) rezó con los que los que es-
taban con él una rak‘a y luego se quedó de pie;
(1) Esta batalla tuvo lugar después de la conquista de
Jaybar y la llegada de Abû Mûsa Al-Ash‘ari a Medina.
los que rezaban con él completaron su oración y
se marcharon al frente; entonces vino el segun-
do grupo y los dirigió en la rak‘a que quedaba de
su oración; al final se quedó sentado y ellos com-
pletaron sus oraciones; luego pronunció el taslîm
con ellos.
1633.
Ÿâbir bin ‘Abdullah relató que partió
con el Mensajero de Dios (B y P) en una cam-
paña hacia Naÿd; y cuando el Mensajero de Dios
(B y P) retornó Ÿâbir retornó con él. La siesta del
mediodía los alcanzó en un valle lleno de árboles
espinosos. El Mensajero de Dios (B y P) bajó de
su montura y la gente se repartió entre los espi-
nos buscando la sombra de los árboles. El Men-
sajero de Dios (B y P) se acomodó debajo de un
árbol de samura y colgó de él su espada. Y dor-
mimos profundamente; de pronto, el Mensajero
de Dios (B y P) nos llamó y fuimos a él; encon-
tramos junto a él un beduino sentado. El Mensa-
jero de Dios (B y P) dijo: «Este tomó mi espada
mientras yo dormía; cuando desperté mi espada
estaba en su mano y me dijo: ‘¿Quién puede sal-
varte de mí?’ yo le dije: ‘Dios’ y helo aquí senta-
do». El Mensajero de Dios (B y P) no lo castigó
después.
XIX
La campaña militar contra
Banu Al-Mustaliq de Juzâ‘a, que
es la campaña de Al-Muraysí’
1634.
Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo: ‘Salimos con el
Mensajero de Dios (B y P) en campaña contra los
Banu Al-Mustaliq y conseguimos cautivos árabes;
deseábamos a las mujeres y se nos hizo muy difícil
la abstinencia sexual, así que quisimos practicar
el coito interrupto. Cuando lo quisimos practicar
dijimos: ‘¿Cómo podemos practicar el coito inte-
rrupto sin preguntar al Mensajero de Dios (B y P)
que está entre nosotros?’ y le preguntamos. Nos
dijo: «Es mejor que no lo hagáis; toda alma que
haya sido predestinada a existir existirá»’.
XX
La campaña de Anmâr
1635.
Ÿâbir bin ‘Abdullah Al-Ansári dijo: ‘Vi
al Profeta (B y P) rezar las oraciones supereroga-
torias (nawâfil) montado en su camello que se di-
rigía al este, durante la campaña de Anmâr’.