Page 257 - Sahih Al-Bujari

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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
1696.
‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Profe-
ta (B y P) se rapó la cabeza con algunos de sus sa-
habas en la peregrinación de despedida; algunos
sólo se recortaron.
XLV
La campaña de Tabûk, que es la
‘campaña de la dureza’
1697.
Abû Mûsa dijo: ‘Mis compañeros me
enviaron a pedirle al Profeta (B y P) monturas
para ellos, pues lo estaban acompañando en el
‘ejército de la dificultad’, que es la campaña a Ta-
bûk. Yo dije: ‘¡Profeta de Dios! Mis compañeros
me enviaron a ti para que les proveas de anima-
les para montar’; él dijo: «¡Por Dios! No les daré
nada para montar». Resulta que yo lo encontré
enojado sin saberlo; así que volví triste por la ne-
gativa del Profeta (B y P) y con el temor de que el
Profeta (B y P) se haya disgustado conmigo. Vol-
ví a donde estaban mis compañeros y les informé
de las palabras del Profeta (B y P). No pasó ni un
corto tiempo hasta que Bilâl me llamó: ‘¡‘Abdull-
ah bin Qays!’ atendí a su llamado y me dijo: ‘¡Vé
con el Mensajero de Dios (B y P) que te llama!’
Cuando fui a verlo me dijo: «Toma estos dos ca-
mellos atados y estos dos camellos atados –re-
firiéndose a seis camellos que había comprado
en ese momento de Sa‘d– y llévatelos». Yo dije
(a mis compañeros): ‘El Profeta (B y P) os da es-
tas monturas. Sin embargo ¡Por Dios! No os de-
jaré hasta que alguien vaya conmigo donde esté
alguien que haya oído las palabras del Profeta
(B y P). ¡No penséis que os dije algo que el Men-
sajero de Dios (B y P) no ha dicho!’ Ellos me di-
jeron: ‘¡Por Dios! Nosotros te creemos y haremos
lo que quieras». Y partió Abû Mûsa con algunos
de ellos hasta que llegaron donde había gente que
había oído las palabras del Profeta (B y P) negán-
dole las monturas y luego concediéndoselas; esta
gente les dijo lo mismo que les había dicho Abû
Mûsa.
1698.
Sa‘d bin Abi Waqqâs relató que el Pro-
feta (B y P) partió hacia Tabûk y dejó en su lu-
gar a ‘Alî. ‘Alí le dijo: ‘¿Quieres dejarme con las
mujeres y los niños?’ El Profeta (B y P) le dijo:
«¿No quieres ser de mí lo mismo que fue Hârûn
de Mûsa? excepto que no hay profeta después de
mí».
XLVI
La narración de Ka‘b bin Mâlik
y las palabras de Dios:
y a los
tres que fueron dejados atrás
hasta que la tierra, a pesar de
su vastedad, les resultó
angosta...
(9:118)
1699.
Nunca me quedé sin acompañar al Men-
sajero de Dios (B y P) en una campaña excepto en
la campaña de Tabûk. También me quedé sin ir a
la batalla de Badr, pero el Profeta (B y P) no casti-
gó a nadie que no lo acompañase. Pues el Profeta
(B y P) sólo salió tras la caravana de Quraysh y
Dios hizo que se encuentren con sus enemigos sin
acuerdo previo. Yo estuve presente en la noche de
Al-‘Aqaba (el juramento de Al-‘Aqaba) cuando ju-
ramos ser fieles en el Islam; y no la cambiaría por
la batalla de Badr, aunque la batalla de Badr sea
más mencionada por la gente. Mis noticias (en la
campaña de Tabûk) son que nunca había estado
más fuerte y saludable que cuando me quedé sin
ir a aquella campaña. ¡Por Dios! ¡Nunca antes ha-
bía tenido dos camellos hasta que los tuve para
aquella campaña! Cuando el Mensajero de Dios
(B y P) quería emprender una expedición militar
siempre aparentaba tener un objetivo distinto al
de la expedición; hasta que llegó esa expedición.
El Profeta (B y P) la emprendió con un calor muy
fuerte y tenía por delante un largo viaje; contra el
desierto y un numeroso enemigo; así que el Pro-
feta (B y P) anunció sus intenciones a los musul-
manes para que se preparen anticipadamente con
miras a esta expedición. El Mensajero de Dios
(B y P) informó a los musulmanes el destino de
la expedición y los musulmanes que lo acompa-
ñarían eran muchos, tantos que no los abarcaría
ningún libro de registro. Cualquier hombre que
quisiera quedarse sin ir en la expedición pensa-
ba que fácilmente pasaría desapercibida su ausen-
cia, excepto que Dios revele su acción; por eso el
Profeta (B y P) emprendió su expedición cuando
las frutas maduraron y la sombra era extensa. El
Mensajero de Dios (B y P) empezó a prepararse
junto con los musulmanes y yo salía a preparar-
me con ellos; pero volvía a mi casa sin haber he-
cho nada; siempre me decía: Puedo hacer esto (en
vez de prepararme). Y continué atrasando mi pre-
paración hasta que la gente se acabó de preparar.
Un día amaneció y el Profeta (B y P) partió con
los musulmanes y yo no había preparado nada;
me dije: Me prepararé en uno o dos días y luego