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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
Sûrat Bani Isrâ‘îl (Al-Isrâ’)
(Sura El Viaje Nocturno, Nº 17)
XXXVIII
Las palabras de Dios:
Descen-
dientes de los que llevamos
con Nûh, éste fue un siervo muy
agradecido...
(17:3)
1751.
Abû Huraira dijo: ‘Al Mensajero de Dios
(B y P) se le trajo carne (cocida) y se le ofreció
de la pierna delantera, que le gustaba. Tomó un
mordisco y dijo: «Yo seré señor entre la gente en
el Día de la Resurrección. ¿Sabéis por qué? Dios
reunirá a (todos los hombres) los primeros y a
los últimos en una sola planicie, de manera que
un heraldo pueda hacerles oír su voz y los cap-
te la vista. El sol se acercará tanto a la gente que
sufrirán tanta incomodidad y problemas que no
podrán tolerar ni aguantar. La gente dirá: ‘¿Acaso
no veis el estado en que estáis? ¿por qué no veis
quien interceda por vosotros ante vuestro Señor?’
Algunos dirán a otros: ‘¡Vamos por Adam!’ y lle-
gan hasta Adam, la Paz sea con él, y le dicen: ‘¡Tú
eres el padre de la humanidad! Dios te hizo con
Su mano; te insufló de Su espíritu y ordenó a los
ángeles (prosternarse), quienes se prosternaron
ante ti. ¿No ves lo que pasamos? ¿No ves a lo que
hemos llegado?’ Adam dirá: ‘Hoy mi señor se ha
enfurecido como nunca antes se enfureció y nun-
ca se enfurecerá ¡Él me prohibió comer del árbol
y le desobedecí! ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡Ay de mí!
Id a otro; id a Nûh’. La gente irá ante Nûh y le di-
cen: ‘¡Nûh! Tú fuiste el primero de los enviados a
la gente de la tierra. Dios te llamó: ‘Siervo agra-
decido’; intercede por nosotros ante tu Señor ¿No
ves en lo que estamos?’ Nûh dice: ‘Hoy mi Señor
se ha enfurecido como nunca antes se enfureció y
nunca se enfurecerá. Yo tuve el derecho de hacer
una invocación que sea aceptada ¡Y la hice con-
tra mi pueblo! ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡Ay de mí!
Id a otro; id a Ibrâhîm’. La gente va ante Ibrâhîm
y dicen: ‘¡Ibrâhîm! Tú eres profeta de Dios y su
amigo íntimo de entre la gente de la tierra ¡In-
tercede por nosotros ante tu Señor! ¿No ves en
lo que estamos?’; él dice: ‘Hoy mi Señor se ha en-
furecido como nunca antes se enfureció y nunca
se enfurecerá. Yo mentí tres veces ¡Ay de mí! ¡Ay
de mí! ¡Ay de mí! Id a otro; id a Mûsa’. La gente
irá ante Mûsa y le dicen: ‘¡Mûsa! Tú eres Enviado
de Dios; Dios te agració con Su mensaje y con Su
palabra a la gente. ¡intercede por nosotros ante
tu Señor! ¿No ves en lo que estamos?’ Mûsa dice:
‘Hoy mi Señor se ha enfurecido como nunca an-
tes se enfureció y nunca se enfurecerá. Yo maté
a un ser que no se me ordenó matar ¡Ay de mí!
¡Ay de mí! ¡Ay de mí! Id a otro; id a ‘Îsâ’. La gente
irá ante ‘Îsâ y le dicen: ‘¡‘Îsâ! Tú eres enviado de
Dios; Su palabra otorgada a Maryam y un espíritu
de Él; hablaste a la gente desde la cuna ¡interce-
de por nosotros ante tu Señor! ¿No ves en lo que
estamos?’ ‘Îsâ dice: ‘Hoy mi Señor se ha enfure-
cido como nunca antes se enfureció y nunca se
enfurecerá. –y no mencionó pecado alguno–. ¡Ay
de mí! ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! Id a otro; id a Mu-
hammad (B y P)’. La gente va ante Muhammad y
le dicen: ‘¡Muhammad! Tú eres enviado de Dios
y el último de los profetas; Dios te ha perdonado
tus pecados iniciales y tus pecados finales ¡Inter-
cede por nosotros ante tu Señor! ¿Acaso no ves
en lo que estamos?’ Entonces yo iré bajo el Tro-
no, y caeré prosternado para mi Señor, Exaltado
y Glorificado sea. Luego Dios me inspira de Sus
alabanzas y del más bello elogio para Él como
nunca se inspiró a nadie antes que a mí. Luego
se dirá: ‘¡Muhammad! ¡Levanta tu cabeza! ¡Pide y
se te dará! ¡Intercede y tu intercesión será acepta-
da!’ Yo levanto mi cabeza y digo: ‘¡Mi nación Se-
ñor! ¡Mi nación Señor! ¡Mi nación Señor!’ Se me
dirá: ‘¡Muhammad! Introduce a los de tu nación
que no tengan cuentas por el portal derecho de
las puertas del Paraíso; y compartirán el resto de
las puertas con (el resto de) la gente’». Y agregó:
«¡Por Aquél que tiene mi alma en Su mano! ¡En-
tre los puestos de los portales hay una distancia
similar a la que hay entre Makka y Himyar!» o
«entre Makka y Busra (en Shâm)»’.
XXXIX
Las palabras de Dios:
Quizá tu
Señor te resucite a una posición
digna de encomio
(17:79)
1752.
‘Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘El Día de la
Resurrección la gente caerá de rodillas. Cada na-
ción seguirá a su profeta diciéndole: ‘¡Intercede
fulano! ¡Intercede fulano!’ hasta que la interce-
sión queda en manos del Profeta (B y P); eso será
el día en que Dios le conceda un lugar de elogio
y gloria’.