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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
grandes, negros y profundos, caderas grandes y
piernas gordas; seré de la opinión de que ‘Uway-
mir dijo la verdad. Pero si da a luz un bebé colo-
radito que parezca un Wahara  consideraré que
‘Uwaymir la calumnió». Después la mujer dio a
luz un bebé con las características que el Mensa-
jero de Dios (B y P) dio para confirmar el recla-
mo de ‘Uwaymir; así que el bebé se adjudicó a la
madre.
XLIV
Las palabras de Dios:
Pero se
librará del castigo a la mujer
que atestigüe jurando por Dios
cuatro veces
(24:8)
1757.
‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que: Hilâl bin
Umayya acusó a su mujer de adulterio con Sharík
bin Sahmâ’. El Profeta (B y P) le dijo: «(Trae) la
prueba (del adulterio) o (recibirás) el castigo (del
calumniador) en tu espalda». Hilâl dijo: ‘¡Mensa-
jero de Dios (B y P)! Si la persona ve a un hom-
bre sobre su mujer ¿Acaso va a buscar la prueba?’
pero el Profeta (B y P) siguió diciendo: «La prue-
ba o el castigo sobre tu espalda». Hilál dijo: ‘¡Por
el que te envió con la Verdad! ¡Yo estoy diciendo
la verdad! ¡Dios revelará algo que salvará mi es-
palda del castigo!’ Entonces bajó Ÿibrîl y reveló
al Profeta (B y P):
Quienes acusen a sus propias
esposas y...
y el Profeta (B y P) recitó hasta:
...Que
dicen la verdad
. Entonces, salió y mandó traer a
la mujer. Hilâl atestiguó; y el Profeta (B y P) decía:
«Con certeza que Dios sabe que uno de vosotros
dos miente ¿Alguno de vosotros desea arrepen-
tirse?» Luego, la mujer se levantó y atestiguó (que
Hilâl mentía); cuando estaba por realizar su quin-
to juramento, la gente la detuvo y le dijo: ‘Este de-
finitivamente traerá la maldición de Dios sobre
ti’. ‘Abdullah bin ‘Abbâs agregó: ‘La mujer dudó y
meditó tanto que pensamos que se iba a retractar;
luego dijo: ‘No deshonraré a mi familia por el res-
to de los días’ y completó el juramento. El Profeta
(B y P) dijo: «Vigiladla; si da a luz un bebé de ojos
negros, caderas anchas y piernas gruesas». Tiem-
po después, ella dio a luz un bebé de esas caracte-
rísticas. El Profeta (B y P) dijo: «Si no fuese por lo
que se reveló en el Libro de Dios (los juramentos
de la mulá‘ana) ella y yo tendríamos un asunto (su
ejecución)»’.
(1) Un lagarto ponzoñoso, pequeño y rojo.
Sûrat Ul-Furqân (Sura El Crite-
rio, Nº 25)
XLV
Las palabras de Dios:
Aquéllos
que sean congregados, boca
abajo, hacia Ÿahannam...
(25:34)
1758.
Anas bin Mâlik relató que un hombre
dijo: ‘¡Profeta de Dios! ¿Cómo los incrédulos se-
rán reunidos andando sobre sus caras en el Día
de la Resurrección?’ El Mensajero de Dios (B y P)
respondió: «¿Acaso no puede Quien lo hizo andar
sobre dos pies en la vida terrena, hacerlo andar
sobre su cara en el Día de la Resurrección?»
Sûrat Ul-Rûm (Sura Los Bizanti-
nos, Nº 30)
XLVI
Las palabras de Dios:
Alif, lám,
mím los bizantinos han sido ven-
cidos...
(30:1-2)
1759.
Ibn Mas‘ûd relató que supo de un hom-
bre daba un sermón a la tribu de Kinda y que dijo:
‘Vendrá un gran humo en el Día de la Resurrec-
ción y quitará la vista y el oído a los hipócritas;
los creyentes serán afligidos por algo como el res-
friado’. Ibn Mas‘ûd estaba reclinado; pero se eno-
jó y se sentó; luego dijo: ‘Quien sabe que hable;
quien no sabe que diga: ‘Dios sabe más’; pues par-
te de la sabiduría es decir sobre lo que no cono-
ces: ‘No sé’. Dios dijo a Su Profeta (B y P)
Di: ‘Yo
no os pido a cambio ningún salario ni me arrogo
nada’
(38:86) pero Quraysh tardaba en islamizar-
se; entonces el Profeta (B y P) hizo invocaciones
contra ellos, diciendo: «¡Por Dios! ¡Agóbialos con
siete (años de hambre) como los siete de Yûsuf
(José)!» Y un año de hambruna azotó a Quraysh
hasta que casi los extermina y llegaron a comer
carroña y huesos. Algunos veían entre el cielo y
la tierra algo como el humo (por el hambre). Abû
Sufyân fue, pues, al Profeta (B y P) y le dijo: ‘¡Mu-
hammad! Viniste predicando las relaciones fami-
liares y tu gente se está muriendo. ¡Ruega, pues, a
Dios (que los alivie)!» Entonces, Ibn Mas‘ûd reci-
tó:
¡Espera, pues, el día en que el cielo traiga un
humo visible!...
(44:10-15) y dijo: ‘Ni bien se les
detuvo el castigo volvieron a su incredulidad; por