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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
con sus utensilios y todo lo que hay en ellas; dos
jardines de oro, con sus utensilios y todo lo que
hay en ellas. Nada evitará que la gente del jardín
de ‘Aden (el Edén) vean a su Señor excepto el velo
de grandeza sobre Su rostro».
LXVIII
Las palabras de Dios:
Huríes, re-
tiradas en los pabellones
(55:72)
1786.
‘Abdullah bin Qays relató que el Profeta
(B y P) dijo: «En el Paraíso hay un pabellón que es
de una gran perla hueca de sesenta millas de an-
cho. En cada esquina habrá esposas que no verán
a las de otras esquinas; los creyentes las visitarán».
El resto del hadiz ya fue mencionado (ver Nros.
1374,1375 y 1785).
Sûrat Ul-Mumtahina (Sura La
Examinada, Nº 60)
LXIX
Las palabras de Dios:
¡No toméis
como amigos a los enemigos míos
y vuestros!
(60:1)
1787.
‘Alí bin Abi Tâlib dijo: ‘El Mensajero de
Dios (B y P) me envió junto con Al-Zubayr y Al-
Miqdâd...’ después mencionó el hadiz de Hátib
bin Balta‘a y dijo al final: ‘...Y se le reveló (al Pro-
feta (B y P)):
¡Creyentes! ¡No toméis como amigos
a los enemigos míos y vuestros!
’.
LXX
Las palabras de Dios:
Cuando
las creyentes vengan a ti a pres-
tarte juramento de fidelidad
(60:12)
1788.
Umm ‘Atiyya dijo: ‘Dimos nuestra bay‘a
al Profeta (B y P) y él nos recitó:
Que no asocian
nada a Dios
(60:12); y nos prohibió llorar a los
muertos. Una mujer (se abstuvo de dar la bay‘a
y) no alcanzó su mano; dijo: ‘Fulana me ayudó a
llorar a mis muertos, quiero compensarla (con lo
mismo)’. El Profeta (B y P) no le dijo nada y ella se
fue. Después volvió y dio su juramento (bay‘a)’.
Sûrat Ul-Ÿum‘a (Sura El Viernes,
Nº 62)
LXXI
Las palabras de Dios:
Y a otros
de ellos que no se les han incor-
porado aún
(62:3)
1789.
Abû Huraira dijo: ‘Estábamos senta-
dos donde el Mensajero de Dios (B y P) cuando
se le reveló la sura ‘el viernes’. (Cuando recitó:)
Y a otros de ellos que no se les han incorporado
aún...
yo pregunté: ‘¿Quiénes son Mensajero de
Dios?’ y no me respondió hasta que pregunté tres
veces, y entre nosotros estaba Salmân el Persa .
El Mensajero de Dios (B y P) puso su mano sobre
Salmân y dijo: «Si la fe estuviese en Las Pléyades,
la alcanzarían hombres –o: Un hombre– como es-
tos»’.
Sûrat Ul-Munâfiqûn (Sura Los
Hipócritas, Nº 63)
LXXII
Las palabras de Dios:
Cuando
los hipócritas vienen a ti dicen:
‘atestiguamos que tú eres, en
verdad, enviado de Dios’
(63:1)
1790.
Zayd bin Al-Arqam dijo: ‘Estaba en una
campaña militar cuando oí a ‘Abdullah bin Ubay
bin Salûl decir: ‘No deis nada a los que están con el
Profeta (B y P) hasta que se aparten de él, y cuan-
do volvamos a Medina el más honorable expul-
sará de allí al más humillado’. Mencioné aquello
a mi tío o a ‘Umar y él se lo mencionó al Profeta
(B y P). Él me llamó y le informé; después llamó a
‘Abdullah bin Ubay y su gente, y ellos juraron no
haberlo dicho. El Mensajero de Dios (B y P) me
(1) Salmân vivió una larga y peligrosa travesía de años
en busca de la Verdad sobre Dios y el hombre. Prime-
ramente abandonó la religión de Zoroastro para hacerse
cristiano y acompañó a varios eruditos y ermitaños, en
distintos países y por varios años, lo cual le hizo muy ver-
sado en las escrituras sagradas; el último de ellos le indicó
que busque al Profeta (B y P) en Medina. Salmân no co-
nocía tal ciudad; afortunadamente, un grupo de judíos lo
tomó como esclavo y lo fueron a vender a unos familiares
que vivían justamente en Medina. Allí vivió como esclavo
hasta que conoció al Profeta (B y P) y se islamizó.