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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
(B y P) dijo: «Dios dijo la verdad y el estómago de
tu hermano miente; dale de beber miel». Le die-
ron miel para beber y sanó’.
IV
La semilla negra (el comino ne-
gro, las semillas de la nigella)
1965.
‘Âisha dijo: ‘Oí al Mensajero de Dios
(B y P) diciendo: «Esta semilla negra es cura para
toda enfermedad, excepto de al Sâm». Yo pregun-
té: ‘¿Y qué es al Sâm?’ dijo: «La muerte»’.
V
Aspirar el qust (incienso) indio
y el qust marino
1966.
Umm Qays bint Mihsan dijo: ‘Oí al Pro-
feta (B y P) diciendo: «Debéis trataros con este in-
cienso indio, pues es cura para siete cosas: Se as-
pira para la irritación de la garganta, se introduce
a un lado de la boca para la pleuresía»’. el resto del
hadiz ya fue mencionado (ver hadiz Nro. 167).
VI
Las ventosas para extraer san-
gre son un tratamiento
1967.
Anas bin Mâlik relató el hadiz de la ex-
tracción de sangre al Profeta (B y P), se la realizó
Abû Tayba y ya lo mencionamos (ver Nro. 1004).
Aquí dice al final: ‘El Mensajero de Dios (B y P)
dijo: «Las mejores medicinas para trataros son el
desangrado con ventosas y el qust (incienso) ma-
rino» y dijo: «No torturéis a vuestros niños con
amigdalitis apretándoles el paladar o las amígda-
las; debéis usar el incienso»’.
VII
Quien no trata o no es tratado
con la ruqya
1968.
‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘El Mensa-
jero de Dios (B y P) dijo: «Se me mostraron las
naciones; uno o dos profetas pasaron acompaña-
dos por unas cuantas personas, un profeta no era
acompañado por nadie. Entonces pasó delante de
mí una gran multitud, dije: ‘¿Quiénes son ellos?
¿Son mis seguidores?’ se me dijo: ‘Este es Mûsa
y sus seguidores’. Se me dijo: ‘Mira hacia el hori-
zonte’ y vi una gran multitud que cubría el hori-
zonte. Luego se me dijo: ‘Mira aquí y allí, en los
confines del cielo’ y vi una multitud que cubría los
confines del cielo. Se me dijo: ‘Esta es tu nación;
y de estos entrarán setenta mil personas al Paraí-
so sin rendir cuentas’». Luego, el Profeta (B y P)
entró (a su casa) y no les aclaró (sobre los setenta
mil). La gente empezó a comentar al respecto; di-
jeron: ‘Nosotros creímos en Dios y seguimos a Su
mensajero; somos nosotros, o nuestros hijos que
nacieron en el Islam, pues nosotros nacimos en
la Ignorancia preislámica’. Esto llegó a oídos del
Profeta (B y P) y salió; dijo: «Son los que no se
tratan con ruqya (invocaciones), los que no creen
en los augurios, los que no se cauterizan y a su Se-
ñor se encomiendan». ‘Ukâsha bin Mihsan dijo:
‘¿Soy de ellos Mensajero de Dios (B y P)?’ le dijo:
«Sí». Después se levantó otro hombre y dijo: ‘¿Soy
de ellos?’ y el Profeta (B y P) dijo: «Se te adelantó
‘Ukâsha»’.
VIII
La lepra
1969.
Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Dios
(B y P) dijo: «No hay ‘adwa (contagio sin el per-
miso de Dios), ni malos augurios, ni háma, ni ma-
los augurios en el mes de Safar; y no se debe huir
del leproso como se huye de un león»’.
IX
No hay safar (el safar –una in-
fección abdominal– no es con-
tagioso)
1970.
Abû Huraira relata en otra versión: ‘Un
beduino dijo: ‘¿Y qué de mis camellos? Están
como ciervos en la arena y de pronto, entra entre
ellos un camello sarnoso y los infecta’. El Profeta
(B y P) dijo: «¿Y quién infectó al primero?»’ .
X
La pleuresía
1971.
Anas bin Mâlik dijo: ‘El Mensajero de
Dios (B y P) permitió a una familia de los ansâr
(1) Aparentemente, este hadiz y el anterior hablan de
dos conceptos del contagio: el concepto preislámico, don-
de el contagio es algo casi mágico e inevitable; y el del
Profeta (B y P): donde cada enfermedad tiene un causal
de contagio, aunque sea desconocido en ese momento.