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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
do aún estaba oscuro. Luego, el Profeta de Dios
montó y montó Abû Talha; yo compartía la mon-
tura con Abû Talha. El Profeta de Dios (B y P)
aceleró el paso por el sendero a Jaybar y mi ro-
dilla tocaba el muslo del Profeta de Dios (B y P);
luego, su izâr se levantó descubriendo su muslo
hasta que vi la blancura del muslo del Profeta de
Dios (B y P). Cuando entró en la población gri-
tó: «¡Dios es el más grande! Jaybar está perdida.
Cuando atacamos a una nación ¡Qué mala ma-
ñana espera a los advertidos!» Lo dijo tres veces.
Cuando la gente salía a sus labores (vieron a los
musulmanes y) dijeron: ‘¡Muhammad y el ejér-
cito!’ Anas añadió: ‘Y conquistamos Jaybar por
la fuerza y reunimos botín y cautivos. Entonces,
vino Dahiya y dijo: ‘¡Profeta de Dios! Dame una
esclava de entre los cautivos’. El Profeta (B y P) le
dijo: «Ve y toma una esclava». Y tomó a Safîyya
bint Huyay. Luego vino un hombre ante el Profe-
ta (B y P) y le dijo: ‘¡Profeta de Dios! A Dahiya le
diste a Safiyya bint Huyay, señora de Quraydha y
Nadhîr. Sólo tú la mereces’. El Profeta (B y P) dijo:
«Llamadlo y que venga con ella». Cuando llegó
con ella, el Profeta (B y P) la vio y dijo a Dahiya:
«¡Toma otra esclava de entre los cautivos!». Anas
añadió: Y el Profeta (B y P) la liberó y se casó con
ella. Su dote fue la misma liberación. Mientras
estaban en el camino, Umm Sulaym preparó a la
novia y la llevó ante el Profeta (B y P) por la no-
che ya como su esposa. El Profeta (B) amaneció,
pues, casado, y dijo: «Quien tenga algo (de comi-
da para celebrar) que lo traiga». Se extendió, pues,
un mantel de cuero y unos trajeron dátiles, otros
mantequilla. (Uno de los narradores añadió: Me
parece recordar que Anas mencionó el sawîq) Y
prepararon un plato de
hays
. Y este fue el banque-
te matrimonial del Mensajero de Dios (B y P).
X
Con cuantas ropas puede rezar
la mujer 
244.
‘Âisha dijo: ‘El mensajero de Dios (B y P)
solía rezar la oración del alba y algunas mujeres
(1) ‘Ikrima dijo: “Si ella puede cubrir todo su cuerpo
con una sola prenda es suficiente”. La mayoría de los eru-
ditos concuerdan en que la mujer debe cubrirse comple-
tamente, excepto la cara y las manos, para realizar la ora-
ción. Sus pies deben estar cubiertos, por el vestido mis-
mo o por medias. Esto se basa en las palabras del Profeta
(B y P) en Abû Dawûd.
creyentes solían asistir a la oración con él cubier-
tas en sus velos; luego regresaban a sus casas sin
que nadie las reconozca’.
XI
Si una persona realiza la ora-
ción vistiendo ropa con
imágenes
245.
‘Âisha dijo: ‘El Profeta (B y P) rezó vis-
tiendo una túnica con imágenes. Durante la ora-
ción observó las imágenes. Cuando terminó la
oración dijo: «Llevad ésta mi túnica a Abû Yahm.
Y traedme la Anbiÿaníya  de Abû Yahm. Esta mi
túnica distrajo mi atención de la oración»’.
XII
Si alguien hace la oración vis-
tiendo ropa con cruces o imáge-
nes ¿queda anulada esta ora-
ción?
246.
Anas relató que ‘Âisha tenía una corti-
na con dibujos estampados con la cual había cu-
bierto uno de los lados de su habitación. El Pro-
feta (B y P) dijo: «Llévate esta tu cortina, pues sus
imágenes aún están frente a mi (distrayéndome)
en la oración».
XIII
Quien realiza la oración
vistiendo un farrûÿ  y después
se lo quita
247.
‘Uqbah bin ‘Amir  relató que al Profeta
(B y P) se le regaló un farrûÿ de seda y él lo vis-
tió para la oración. Cuando terminó la oración, se
quitó bruscamente el farrûÿ, como si lo detestara,
y dijo: «Esta no es la vestimenta de los piadosos».
(2) La
anbiÿaníya
es una prenda de lana sin marcas
ni diseños.
(3) El
farrúÿ
es una prenda de seda abierta por atrás.
(4)
‘Uqba bin ‘Âmir bin ‘Abs Al-Ÿuhani
, murió sien-
do Gobernador de Egipto el año 58 H.