Page 7 - Sahih Al-Bujari

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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
Abu Hurayrah, ‘Abdullah ibn ‘Abbâs, ‘Abdullah ibn Mas‘ûd, y la
Sahîfah
de Hammam ibn Munabbih (que
Dios esté complacido con todos ellos).
Esta primera etapa, caracterizada por la transmisión oral, coincidió con la gran expansión del Islam,
que en pocas décadas ocupó Persia, Egipto y Siria. Muchos Compañeros del Profeta se habían disper-
sado por ese extenso territorio, sea por las expediciones militares, sea porque administraban los nuevos
territorios, o porque habían viajado para instruir a los nuevos musulmanes de regiones distantes. Esto
hizo que la transmisión de las tradiciones y dichos proféticos se extendiera enormemente. Y junto con
esta expansión, el paso del tiempo y las circunstancias que vivía la comunidad islámica conspiraban de
diversas maneras en la preservación exacta de las tradiciones por numerosos factores .
Fue a lo largo del segundo siglo de la Hégira que se hizo patente la necesidad de preservar y certifi-
car los hadices auténticos, compilándolos de una manera ordenada según las necesidades de las diversas
ciencias islámicas emergentes. Surgieron así las grandes compilaciones clásicas de tradiciones proféticas,
y toda una ciencia con diversas ramas dedicada específicamente al estudio del hadiz. Varias generaciones
de sabios, hombres de gran piedad y admiración por el legado profético, dedicaron sus vidas al registro
y selección de los hadices, recorriendo en algunos casos enormes distancias para recoger la palabra del
Profeta de quienes la conservaban como tradición oral: los descendientes y discípulos de los Compañe-
ros y sus hijos.
Hay seis colecciones clásicas de tradiciones que se conocen como
Al-Sihâh Al-Sittah
(Las seis [com-
pilaciones] de [tradiciones] auténticas), a saber:
Sahîh Al-Bujari.
De Abû ‘Abdillah Muhammad ibn Isma‘îl Al-Bujâri (194/810-256/870) . Esta es la
colección más famosa y confiable, y su autor es conocido como el
Imâm al-muhaddizîn
(el líder de
los tradicionistas). Su método y empeño en la clasificación de las tradiciones hizo escuela, y su obra
es la que aquí se presenta, en forma reducida eliminando las cadenas de transmisores y los hadices
repetidos.
Sahîh Muslim.
De Abû Al-Husayn, Muslim ibn Al-Haÿÿâÿ Al-Qushayri Al-Nisâbûri (204/820-
261/875).
Sunan Abu Dawûd.
Sulaymân ibn Al-Ash‘az Al-Azdi Al-Saÿistâni (202/817-275/889).
Sunan ibn Mâÿah.
De Abu ‘Abdillah, Muhammad ibn Yazîd Al-Raba‘i Al-Qazwini (209/824-
273/887)
Ÿâmi‘ah Al-Tirmidhi.
De Abu ‘Isa, Muhammad ibn ‘Isa Al-Sulami (209/824-279/892).
Sunan Al-Nasâ’i.
De Abu ‘Abdu Rahmân, Ahmad ibn ‘Ali ibn Shu‘ayb (215/830-303/915).
Obsérvese que todos estos compiladores vivieron sobre todo en el siglo tercero de la Hégira. A sus
obras se suman otras también muy importantes, en algún caso anteriores, como el
Muwatta’
del Imâm
Malik ibn Anas (93/712-179/795), o el
Sunan
de Ahmad ibn Hanbal (164/780-241/855). Estos dos sabios
fundaron sendas escuelas de jurisprudencia que llegaron hasta nuestros días.
Estas grandes compilaciones están ordenadas según diferentes criterios, como ser temas de la juris-
prudencia (Malik, Bujari, Muslim, etc.), según los narradores (Ahmad ibn Hanbal), u otras.
La ciencia del hadiz
Teniendo en cuenta que la
Sunnah
es la segunda fuente en importancia en el Islam, la determinación
de su autenticidad preocupó a varias generaciones de musulmanes que elaboraron una compleja disci-
(1) Entre los factores que provocaron la aparición de tradiciones falsas, o la alteración de otras, pueden mencionar-
se los simplemente políticos (intereses dinásticos y de poder sobre la comunidad), el deseo de apuntalar en la palabra
profética las doctrinas de ciertas escuelas, la introducción de las tradiciones orales de otras religiones (como las famosas
Isra’iliyyât
, historias de los Profetas de Israel, provenientes de los judíos convertidos al Islam), e incluso –como bien se ha
hecho notar–, el interés devoto de algunos musulmanes que llegaron a fabricar hadices para promover ciertas prácticas
devocionales, pensando que así hacían un bien a la religión.
(2) La primera es la fecha de nacimiento, y la segunda la del fallecimiento. En primer lugar se da la fecha de la hégira
y tras una barra (/) la fecha de la era cristiana.