Page 97 - Sahih Al-Bujari

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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
Allahumma laka aslamtu wa bika amantu wa ‘ala-
yka tawakkaltu, wa ilayka anabtu, wa bika jasam-
tu wa ilayka hákamtu. Fagfirli ma ajjartu wa ma
qaddamtu wa ma asrartu wa ma a‘lantu. Anta al
muqaddim wa Anta al mu‘ajjir La iláha illa Ant
–o: La iláha gayruk–».
(¡Oh Dios! Todas las ala-
banzas son para Ti. Tú sostienes los cielos y la tie-
rra y quien hay en ellos. Y Tuya es toda alabanza.
Tú eres el soberano de los cielos, la tierra y quien
haya en ella, y Tuya es toda alabanza. Tú eres la
Verdad, Tu promesa es verdadera, Tu encuentro
es real y Tu palabra es real. El Paraíso es real y
el Infierno es real. Los profetas son reales, Mu-
hammad es real y la Hora es real. ¡Oh Dios! A Ti
me entrego y en Ti creo, y a Ti me encomiendo y
hacia Ti vuelvo arrepentido. Con Tu ayuda argu-
mento y te tomo como juez. Perdóname, pues, lo
que dejé atrás y lo que tengo por delante, lo que
oculté y lo que anuncié. Tú adelantas y Tú retra-
sas. No hay deidad (que merezca ser adorada)
sino Tú –o: No hay deidad fuera de Ti–»’.
II
La virtud del tahaÿÿud
591.
Ibn ‘Umar dijo: ‘En la época del Profe-
ta (B y P) quien veía un sueño se lo contaba al
Mensajero de Dios (B y P). Yo deseaba tener al-
gún sueño para relatárselo al Mensajero de Dios
(B y P). Yo era casi un adolescente y dormía en la
mezquita en esa época. Y tuve un sueño, como si
dos ángeles me llevaran hasta el Infierno. Y vi que
el Infierno era circular como una noria y tenía dos
maderos que sobresalían. Adentro vi a gente que
conocía. Me puse a decir: ‘Me refugio en Dios del
Fuego’. Luego, nos encontró otro ángel, que me
dijo: ‘No temas’. Le relaté el sueño a Hafsa y ella se
lo relató al Mensajero de Dios (B y P); él dijo: «Es
un buen hombre ‘Abdullah; si rezara el tahaÿÿud
por la noche (sería mejor)»’. Después de esto Ibn
‘Umar no dormía sino un poco de noche.
III
El enfermo deja la oración
nocturna
592.
Yundub bin ‘Abdullah dijo: ‘El Profeta
(B y P) se enfermó y dejó la oración nocturna una
o dos noches.’
IV
El Profeta (B y P) exhortaba a
la gente para que hicieran el
tahaÿÿud y las oraciones vo-
luntarias por la noche sin ha-
cerlas obligatorias
593.
‘Alî bin Abi Tâlib relató que el Profe-
ta (B y P) vino a visitarlo a él y a Fâtima, hija del
Profeta (B y P) una noche y les dijo: «¿Es que no
rezáis el tahaÿÿud por la noche?». ‘Alî dijo: ‘Dije:
‘¡Mensajero de Dios! Nuestras almas están en ma-
nos de Dios, si él desea despertarnos nos hará des-
pertar’. Cuando dije eso el Profeta (B y P) se mar-
chó sin decir nada; cuando se iba lo escuché decir,
mientras se golpeaba el muslo:
Pero el hombre es,
de todos los seres, el más discutidor
(18:54)’.
594.
‘Âisha relató: ‘El Mensajero de Dios
(B y P) solía dejar de hacer alguna buena obra, a
pesar de gustarle hacerla, por temor a que la gen-
te la haga y se les imponga (como obligación). El
Profeta (B y P) nunca rezó la oración del duhâ,
pero yo lo hago’.
V
El Profeta (B y P) se quedaba de
pie hasta que sus pies se
hinchaban
595.
Al-Mughîra bin Shu‘ba dijo: ‘El Profeta
(B y P) se levantaba para rezar por la noche hasta
que sus pies –o sus pantorrillas– se le hinchaban.
Se le preguntaba (porqué lo hacía) y respondía:
«¿Acaso no debo ser un siervo agradecido?».’
VI
Quien duerme en las últimas
horas de la noche
596.
‘Abdullah bin ‘Amrû bin Al-‘As relató que
el Mensajero de Dios (B y P) le dijo: «El salat más
querido para Dios era la oración de Dawúd (Da-
vid) y el ayuno más querido para Dios era el ayu-
no de Dawúd. Dawúd solía dormir la mitad de la
noche, rezar un tercio y dormir la sexta parte res-
tante; y ayunaba un día sí y otro no».
597.
Masrûq dijo: ‘Pregunté a ‘Âisha cuál era
la obra que más gustaba el Profeta (B y P). Ella
respondió: ‘La obra que más le gustaba era la con-
tinua y permanente’. Le dije: ‘¿Cuándo solía orar