Por quÈ elegÌ el Islam

(Basado en una historia real)

M. Emery

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Por quÈ elegÌ el Islam

(Basado en una historia real)

M. Emery

TraducciÛn

Lic. M. Isa GarcÌa

Egresado de la Facultad de TeologÌa Isl·mica

de La Meca, Arabia Saudita

EdiciÛn y revisiÛn de estilo

Moí·mmar Mouheddine Derman

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IntroducciÛn

Buscador de la verdad, si verdaderamente buscas la verdad, deja de lado todos los preconceptos y abre tu corazÛn... no dejes que otros juzguen ni tomen por ti las decisiones. Dicho esto, me gustarÌa compartir contigo este hermoso relato del viaje de un hombre hacia la verdad... Creo que es mejor si nos lo narra Èl mismo, por eso los dejo con el Sr. Thomas...
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Comienzo con el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso

NacÌ en el seno de una familia fervientemente catÛlica. A˙n en mis primeros dÌas de vida, mi padre me llevaba con Èl cuando iba a predicar, estaba bien claro que querÌa que siguiera los pasos de su profesiÛn. Cuando lleguÈ al ˙ltimo aÒo de bachillerato, podÌa predicar los Evangelios a mi manera. En la universidad, solÌa reunirme con mis compaÒeros protestantes y discutÌamos las diferencias entre nuestros credos y la manera de llevar a cabo los rituales.
Al terminar mi primer aÒo de la universidad, tenÌa el suficiente conocimiento de la Fe Cristiana seg˙n lo establece la Iglesia CatÛlica. TenÌa una beca financiada por la Iglesia y en devoluciÛn por la ayuda recibida, me pidieron que asistiera a unas clases especiales para entender partes de las Sagradas Escrituras, bajo el Sumo Sacerdote de la Iglesia que tanto disfrutaba enseÒarme y que era muy apegado a mÌ.
Al haber aparecido en el primer grupo de mi curso intermedio, solÌa sentarme trabajando en sus materias hasta bien entrada la noche. Una noche
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mientras todos dormÌan y yo me encontraba absorto en mis estudios, tuve s˙bitamente la idea de examinar la doctrina de la Sagrada Trinidad, la fÛrmula b·sica de la Fe Cristiana. La pregunta de cÛmo Dios existe en tres personas, y a˙n asÌ tiene una sola naturaleza divina, una sola voluntad, y una sola sustancia, surgiÛ en mi mente.
Al no poder reconciliar mi creencia en la Trinidad con el razonamiento lÛgico de la ciencia, caÌ en un estado de inquietud mental. Pasaban los dÌas, y pensÈ en pedirle a mi padre que me ayudase a resolver el problema que me intrigaba pero sabÌa que mi padre jam·s apreciarÌa la m·s mÌnima duda en la creencia dogm·tica de la Escuela CatÛlica. Sin embargo, un dÌa en que encontrÈ a mi padre de buen
·nimo, le pedÌ que me explicase la Sagrada
Trinidad... y esto fue lo que me dijo:

ìEn asuntos de fe uno tiene que dejar de razonar... esta doctrina va m·s all· de la capacidad de raciocinio humano. Uno debe creer en la doctrina solo por el corazÛn y la menteî.

Esta respuesta de mi padre me molestÛ en gran medida... Todo mi pensamiento se centrÛ en la pregunta que se habÌa convertido en un problema
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definido que atosigaba mi mente y me preguntÈ: ìøSon estos los cimientos sobre los cuales se construye el gran edificio de la fe Cristiana? øEs acaso la base de mi fe una cuestiÛn de seguir ciegamente una creencia dictada que no tolera el razonamiento o el escrutinio independiente de los desapasionados e imparciales argumentos de una conciencia limpia?î
Me preocupÈ bastante y cambiÈ de parecer respecto a creer ciegamente en la Trinidad.
Un dÌa uno de nuestros profesores con mayor antig¸edad estaba sentado solo en su cuarto y entrÈ con su permiso y le pedÌ que me ayudase a resolver lo que para mÌ era todo un dilema. Me preguntÛ amablemente de quÈ se trataba. Le pedÌ que me explicase cÛmo Dios, un ˙nico ser, puede existir simult·neamente como tres personas distintas: El Padre, el Hijo (Jes˙s), y el EspÌritu Santo.
El profesor sonriÛ y dijo: ìøNo te agrada mi presencia en esta universidad?î. Le preguntÈ: ìøPor quÈ seÒor?î. Me respondiÛ: ìøQuÈ crees que harÌan conmigo las autoridades, fervientes catÛlicos, si alguien les informa que hablo en mi cuarto privado de cosas que se oponen a la fe cristiana en general?
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øMe seguirÌan manteniendo como parte del personal? Si quieres discutir algo aquÌ, debes limitar tu discusiÛn a los temas de estudio que se te asignan.
Por lo tanto, arreglÈ para encontrarme con Èl en su casa.
El domingo, cuando me reunÌ con Èl, lo primero que hizo fue preguntarme el motivo de mi indagaciÛn en la doctrina de la Trinidad. Le dije que querÌa saber hasta quÈ punto la doctrina toleraba el razonamiento.
SonriÛ y dijo: ìøPor quÈ no le preguntas a uno de tus sacerdotes?î
Le respondÌ: ìYa les he preguntado, pero dicen que es un asunto de creencia o fe y que no debe someterse a ninguna lÛgica o filosofÌa. Eso me molestÛ mucho. No hizo m·s que provocarme dudas, si lo que yo creo es irracional e ilÛgico, øpor quÈ debo someterme y seguirlo ciegamente? øEs acaso Dios tan injusto para pretender que el hombre crea en una doctrina sobre …l que ninguna mente humana puede concebir razonablemente? Le pido, seÒor, que me brinde alg˙n mÈtodo de discutir la posibilidad de tal existencia tal como la doctrina de la Trinidad pretende que creamosî.
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El profesor sonriÛ y me dijo: ëQuerido Thomas, supÛn que quieres que yo pruebe a travÈs de alguna fÛrmula matem·tica cÛmo el agua puede permanecer agua y al mismo tiempo fuego, o cÛmo una roca puede ser roca y al mismo tiempo agua, øcÛmo lo hago? No creo que ning˙n hombre sensato de este mundo pueda concebir tal posibilidad... cÛmo el Eterno Dios, que es Inmortal y Eterno, puede ser al mismo tiempo un mortal (es decir, ser un hombre que sufre la muerte a manos de otros mortales). øY cÛmo el mismo ser mortal puede ser al mismo tiempo el Dios Absoluto e Inmortal? Es un problema que nuestros sacerdotes quieren que creamos y nada m·s tenemos que creer en Èl sin posibilidad alguna de cuestionar la factibilidad de este dogma inconcebibleí.
ProsiguiÛ diciendo: ìEl hecho es que cuando Dios, a Quien conocemos como ⁄nico, es uno solo, lo que significa que Dios es singularmente uno por la esencia natural de su existencia, libre de todo otro factor o variante que tenga que ver con su pura o Absoluta Unidad para justificar su car·cter de Unicidad Absoluta, que se debe a una existencia indivisible, por sÌ mismo. La divisiÛn sugiere que el
⁄nico no es ⁄nico Absoluto sino un compuesto de
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algunas variantes y ese ser compuesto nunca puede ser el ⁄nico en el verdadero significado de la unicidad. Y ciertamente el ⁄nico que depende de su existencia en sus distintos componentes nunca puede ser independiente en su acciÛn, mientras que Dios es el ⁄nico Absoluto, independiente y Omnipotente en su voluntad y su acciÛn.
Adem·s, øcÛmo pueden tres seres distintos, con tres variaciones justificar ser tres entes separados, permanecer separados con sus caracterÌsticas distintivas propias, y convertirse en un solo ser indivisible, sin variar en lo m·s mÌnimo su unicidad esencial?
Un ser ⁄nico Absoluto debe ser totalmente independiente en su existencia, Sr. Thomas... °es imposible razonar la doctrina de la Sagrada Trinidad pues es un acertijo humano inconcebible!î
ContinuÛ diciendo: ëLos cristianos nos vemos privados de las vastas fuentes de conocimiento sobre la verdad y los factores mayores en temas religiosos que est·n a disposiciÛn afuera, al maldecir a todos los no cristianos como si fueran obra del Demonio. Los cristianos, Sr. Thomas, en nuestra locura por escalar posiciones hemos hecho un papel muy
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lamentable, de tal manera que un experto como Sir Dennison Ross no tuvo m·s remedio que decir la verdad sobre todo esto en su prÛlogo de la traducciÛn del Cor·n de George Saleî.
Me sorprendieron los argumentos del profesor, quien era catÛlico, y al mismo tiempo me alentÛ mucho saber que mi duda sobre la irracionalidad de la doctrina de la Trinidad era algo que tambiÈn intrigaba a una persona bien preparada e inteligente como mi profesor de matem·ticas. Me beneficiÛ bastante la charla con el profesor pues asÌ conocÌ argumentos que justificaban la duda creada en mi mente.
Mi estudio del tema en la ëLiteratura Isl·micaí y la traducciÛn del Cor·n me abrieron los ojos a grandiosos y muy importantes factores que afectan a la humanidad. VisitÈ una vez al profesor en su casa y para mi sorpresa descubrÌ que poseÌa una gran cantidad de literatura isl·mica.
TambiÈn le preguntÈ: ìøPuedo preguntarle si usted ha adoptado la fe de los musulmanes?î
Su respuesta fue: ì°No te preocupes por mi elecciÛn personal!î
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TomÈ el ejemplar de la traducciÛn del Cor·n de George Sale y leÌ la introducciÛn de Sir E. Dennison Ross. La introducciÛn debe ser leÌda con especial atenciÛn. Sir Ross dice:

ìDurante muchos siglos el contacto que la mayorÌa de los europeos tenÌan con el Mahometanismo se basaba casi en su totalidad en informes distorsionados de cristianos fan·ticos, que llevaron a la discriminaciÛn de una multitud de graves calumnias. Lo bueno del Mahometanismo era ignorado por completo y lo que a los ojos de Europa no era bueno fue exagerado o malinterpretado. La unicidad de Dios y la simplicidad de su credo fue probablemente un factor m·s potente para la extensiÛn del Islam que la palabra de los ghazisî.

(TraducciÛn del Cor·n de G. Sale ñ IntroducciÛn)
Esta declaraciÛn del gran estudioso cristiano de renombre internacional creÛ en mÌ un apetito por conocer las enseÒanzas internas del Islam, especialmente sobre el concepto isl·mico de Dios.
Pasaron unos cuatro aÒos y para ese entonces ya conocÌa los contenidos del Cor·n. Muchas cosas habÌan atraÌdo mi atenciÛn. HabÌa discutido muchos puntos dudosos con el profesor, de quien luego
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descubrÌ que habÌa leÌdo el Cor·n varias veces con un punto de vista mejor y m·s crÌtico. Ahora deseaba conocer a alg˙n estudioso musulm·n para examinar con Èl ciertas dudas que yo tenÌa sobre la Fe Isl·mica.
Una vez pensÈ en el Hinduismo pero lo que veÌa a diario con mis ojos, las maldiciones de lo intocable y las reservas del sistema de castas que a˙n permanece, la adoraciÛn de Ìdolos, el cumplimiento de innumerables rituales me desalentaron a indagar m·s en esa fe. Nunca podrÌa entender la superioridad que sostienen exclusiva y arbitrariamente por los miembros de ciertas castas, simplemente porque accidentalmente nacieron en esos estratos. HabÌa visto con mis propios ojos cÛmo las personas que pertenecÌan a ciertas castas son consideradas como inferiores en la sociedad y son tratadas como intocables, ni siquiera permitiÈndoles entrar a los Templos Hind˙es. HabÌa visto a esas pobres almas ser privadas de beber agua de los pozos reservados para las clases superiores.
La destrucciÛn que provoca en la vida social el Hinduismo al dividir a la humanidad en castas y sub-castas y la irracional superioridad de una casta sobre otra es en sÌ tan repulsiva que a nadie le
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gustarÌa tomarse la molestia de llevar a cabo ning˙n estudio sobre las doctrinas de esa fe.
Al estar resentido con el sistema de castas y la segregaciÛn sectaria del Hinduismo, recordÈ de inmediato algunas restricciones similares entre los cristianos. Me preguntÈ lo siguiente:
ìøPor quÈ criticar a otras personas y sus creencias cuando la religiÛn a la que pertenezco tambiÈn tiene una segregaciÛn sectaria? øAcaso las Iglesias del Cristianismo no son propiedad de los miembros de las sectas particulares? øAcaso no hay iglesias que pertenecen a una secta y no pueden ser utilizadas por miembros de otra secta? øAcaso el Cristianismo no ha fracasado en hacer de la humanidad una sola sociedad? øAcaso Jes˙s predicÛ todas esas diferencias y disensos que hemos innovado los cristianos? øAcaso no nos alejamos asÌ de los objetivos originales de la MisiÛn de Jesucristo?
Contra las irreconciliables diferencias e innumerables disensos del orden social en los distintos aspectos del Hinduismo y el Cristianismo, me impresionÛ mucho la verdadera y genuina hermandad que practican dÌa y noche los musulmanes. DescubrÌ que una mezquita musulmana es una mezquita que le pertenece a todo
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