Capítulo
-3
27
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6
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De Suhaib, que Al/ah esté complacido con él; el Mensajero de Allah, que Él le bendiga
y
le
dé paz, dijo:
"Hubo una vez un rey que tenía con él a un mago y éste, al llegar a una edad
avanzada, le dijo al rey: 'Me he hecho ya viejo, envíame pues a un joven que le enseñe
la magia.' Así que le envió un muchacho para que le enseñara.
En el camino que tenía que seguir el joven había un monje cristiano con el que se
sentó para escucharle, quedándose maravillado por sus palabras. De manera que siempre
que pasaba en dirección a la casa del mago se sentaba con él, hasta que fue golpeado por
el mago, debido a su continua tardanza y entonces se quejó al monje, que le dijo:
'Cuando temas al mago le dices : me ha impedido llegar a tiempo mi padre o mi madre; y
cuando temas a tu padre o a tu madre le dices: me ha impedido llegar a tiempo el mago.'
Y mientras él estaba en este dilema acertó a pasar por donde había una bestia enorme
que tenía acorralada a una gente. Y dijo: 'Hoy voy a saber quién de los dos tiene razón,
si el mago o el monje. ' Entonces cogió una piedra y dijo: '¡Oh Allah, si la práctica de
este monje es más querida por ti que la del mago, mata a esta bestia de forma que la
gente pueda ir en paz! ' Así pues, arrojó la piedra y mató a la bestia y la gente marchó
tranquilamente.
Después fue al monje y le informó de lo sucedido. Y el monje le dijo a
continuación: '¡Hijo mío, tú, por lo que veo, hoy has alcanzado un grado más que yo.
Serás puesto a prueba y si esto sucede, no le digas a nadie que fui yo quien te enseñó.'
Pasó un tiempo y el joven curaba a los ciegos de nacimiento y sanaba a los
leprosos y a gente con otras enfermedades .
Se enteró de esto un consejero del rey que se había quedado ciego y vino a él con
gran cantidad de regalos y le dijo: '¡Todo esto para ti si me curas!'
Y él le contestó: 'Realmente yo no curo a nadie, el que cura es Allah, Altísimo sea. Si
crees en Allah, yo le pido por ti y Él te curará. ' Entonces creyó y Allah, Altísimo sea, lo
curó.
Después acudió a reunirse con el rey, como solía hacer y éste le preguntó: '¿Quién
te ha devuelto la vista?'
Dijo: 'Mi Señor.'
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