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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
56. Virtudes y Méritos de los
Sahabas del Profeta (B y P)
(Y quien acompañó al Profeta (B y P) o lo
vio –muriendo después como musulmán–
es de los sahabas del Profeta [B y P])
I
1520.
Ÿubayr bin Mut‘im relató: ‘Una mujer
vino al Profeta (B y P) y él le ordenó que vuelva
después ante él. Ella dijo: ‘¿Y qué si vengo y no
te encuentro?’ como refiriéndose a la muerte del
Profeta (B y P). Él le dijo: «Si no me encuentras vé
a Abû Bakr»’.
1521.
‘Ammâr relató: ‘Yo vi al Mensajero de
Dios (B y P) cuando no había con él sino cinco
esclavos, dos mujeres y Abû Bakr’.
1522.
Se relata que Abû Al-Dardâ’ dijo: ‘Esta-
ba sentado junto al Profeta (B y P) cuando llegó
Abû Bakr levantando un extremo de su vestimen-
ta, hasta mostrar su rodilla. El Profeta (B y P) dijo:
«Vuestro amigo ha tenido una disputa». Abû Bakr
saludó y dijo: ‘¡Mensajero de Dios! Sucedió algo
entre mí y el hijo de Al-Jattâb (‘Umar). Le hablé
rudamente y luego me arrepentí; le pedí que me
perdone pero él se negó; por eso me he presen-
tado ante ti’. El Profeta (B y P) dijo: «¡Que Dios
te perdone Abû Bakr!» tres veces. Poco después,
‘Umar se arrepintió de lo que hizo y fue a casa de
Abû Bakr. Preguntó: ‘¿Está aquí Abû Bakr?’ Le di-
jeron: ‘No’. Así es que fue ante el Profeta (B y P) y
saludó; en el rostro del Profeta (B y P) se veían las
señales de disgusto hasta que Abû Bakr tuvo com-
pasión de ‘Umar y se arrodilló diciendo: ‘¡Mensa-
jero de Dios! ¡Por Dios que yo he sido más injusto
(que ‘Umar)!’ dos veces. El Profeta (B y P) dijo:
«Dios me envió a vosotros y dijisteis: ‘Mientes’;
Abû Bakr dijo: ‘Dice la verdad’ y me apoyó con su
persona y su fortuna. ¿Dejaréis, pues, de molestar
a mi amigo?»; lo dijo dos veces. Después de eso
nadie ofendió a Abû Bakr’.
1523.
‘Amrû bin Al-‘As relató: ‘El Profeta
(B y P) me nombró al mando del ejército de Dhât
al Salâsil; fui ante él y le dije: ‘¿Quién es la persona
que más quieres?’ Él dijo: «‘Âisha»; yo pregunté:
‘¿Y de los hombres?’ Dijo: «Su padre (Abû Bakr)»;
yo dije: ‘¿A quién después de él? Dijo: «A ‘Umar
bin Al-Jattâb» y enumeró a varios hombres’.
1524.
‘Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘El Profeta
(B y P) dijo: «Dios no mirará en el Día de la Resu-
rrección a quien arrastra el borde de sus vestidu-
ras (detrás de él) por aparentar». Abû Bakr dijo:
‘Uno de los extremos de mi vestimenta se arru-
ga si no tengo cuidado’. El Profeta (B y P) le dijo:
«Pero tú no haces eso por aparentar (por sober-
bia)»’.
1525.
Abû Mûsa Al-Ash‘ari relató que se hizo
la ablución en su casa y luego salió. Dijo: ‘Dije:
Acompañaré al Mensajero de Dios (B y P) y es-
taré con él este mi día’. Relató que llegó a la mez-
quita y preguntó por el Profeta (B y P); le dijeron:
‘Salió y se dirigió hacia allí’. Dijo: ‘Y salí tras él
y pregunté hasta que llegué a un lugar llamado
Bi‘r Arís y me senté a la puerta, que estaba he-
cha de palmas. El Profeta (B y P) hizo sus nece-
sidades e hizo la ablución. Yo me dirigí hacia él
y lo encontré sentado en el centro del borde del
pozo, con las piernas descubiertas y colgando en
el pozo. Yo lo saludé y me aparté un poco has-
ta llegar a la puerta. Me dije: ‘Seré el portero del
Mensajero de Dios (B y P) hoy  ‘. Abû Bakr lle-
gó y golpeó la puerta. Pregunté: ‘¿Quién es?’ Dijo:
‘Abû Bakr’. Le respondí: ‘Espera un poco’; fui al
Profeta (B y P) y le dije: ‘¡Mensajero de Dios! Es
Abû Bakr que pide permiso para entrar’. El Pro-
feta (B y P) dijo: «Déjale entrar y albríciale con el
Paraíso». Fui hasta Abû Bakr y le dije: ‘Entra, y el
Mensajero de Dios (B y P) te albricia con el Pa-
raíso’. Abû Bakr entró y se sentó a la derecha del
Mensajero de Dios (B y P) en el borde del pozo,
haciendo colgar en el aire sus piernas como lo ha-
cía el Mensajero de Dios (B y P) y descubriéndo-
las también. Luego volví (a la puerta) y me sen-
té. Yo había dejado a mi hermano haciéndose la
ablución (en mi casa), así que dije: ‘Si Dios quiere
el bien para fulano –refiriéndose a su hermano–
le hará venir’; de pronto, alguien empezó a mover
la puerta. Dije: ‘¿Quién es?’ Me dijo: ‘ ‘Umar bin
Al-Jattâb’. Le dije: ‘Espera un poco’ y fui ante el
Profeta (B y P) y lo saludé. Le dije: ‘Es ‘Umar bin
Al-Jattâb que pide permiso para entrar’. Me dijo:
«Permítele entrar y albríciale con el Paraíso». Vol-
ví (a la puerta) y le dije: ‘Entra; y el Profeta (B y P)
te albrició con el Paraíso’. ‘Umar entró y se sentó
al borde del pozo al lado izquierdo del Mensajero
de Dios (B y P) y dejó sus piernas colgando en el
aire. Volví y me senté mientras me decía: ‘Si Dios
quiere el bien para fulano –su hermano– lo hará
venir’. De pronto alguien movió la puerta; pre-
(1) Aparentemente había un muro que rodeaba al
pozo y había una puerta para llegar hasta él.