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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
le recordó todo eso y ella confesó. ‘Abdullah bin
‘Abbâs dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «El juramento
se toma del acusado (cuando no existen pruebas
en su contra)»’.
XV
Las palabras de Dios:
A aque-
llos a quienes se dijo: ‘la gente
se ha agrupado contra vosotros
¡temedles!’...
(3:173)
1726.
‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: ‘
¡Dios nos
basta! ¡Es un protector excelente!
Esto lo dijo
Ibrâhîm cuando fue lanzado al fuego y lo dijo
Muhammad cuando (los hipócritas) dijeron:
A
aquellos a quienes se dijo: ‘La gente se ha agru-
pado contra vosotros ¡temedles!’ esto les aumen-
tó la fe y dijeron: ‘¡Dios nos basta! ¡Es un protec-
tor excelente!’
’.
XVI
Las palabras de Dios:
Seréis
ciertamente probados en vues-
tra hacienda y en vuestras
personas. Y oiréis ciertamente
muchas ofensas de aquellos que
han recibido la escritura antes
que vosotros...
(3:186)
1727.
Usâma bin Zayd relató que: El Mensa-
jero de Dios (B y P) montó sobre un asno ensilla-
do con un tejido grueso hecho en Fadak y Usâ-
ma montaba detrás de él. Iba a visitar a Sa‘d bin
‘Ubâda donde los Banu Al-Hâriz bin Al-Jazraÿ,
antes de la batalla de Badr. Pasó por un grupo
sentado, donde estaba ‘Abdullah bin Ubayy bin
Salûl, antes de que se islamice ‘Abdullah bin Uba-
yy. En el grupo había una mezcla de musulma-
nes y politeístas adoradores de estatuas, de ju-
díos y musulmanes. En el grupo estaba ‘Abdullah
bin Rawâha. Cuando una nube de polvo levan-
tada por el asno cubrió al grupo, ‘Abdullah bin
Ubayy se cubrió con su capa y dijo: ‘¡Nos estás
echando polvo!’ El Mensajero de Dios (B y P)
los saludó y se detuvo; se bajó y los invitó a (la
religión de) Dios y les recitó el Corán. ‘Abdull-
ah bin Ubayy bin Salûl dijo: ‘¡Oye hombre! No
hay nada mejor que lo que dices, si fuese ver-
dad; así que no nos molestes con eso en nues-
tra conversación: Vuelve a tu montura y cuéntale
eso a quien vaya a ti’. ‘Abdullah bin Rawâha dijo:
‘¡Sí, Mensajero de Dios (B y P)! Trae eso a nues-
tra conversación, pues nos gusta oírlo’. Entonces
empezaron a insultarse los politeístas, los mu-
sulmanes y los judíos hasta que casi se trenzan
en una pelea. El Profeta (B y P) los tranquilizó
hasta que se calmaron; luego montó su animal y
partió hasta llegar donde estaba Sa‘d bin ‘Ubâda.
El Profeta (B y P) le dijo: «¡Sa‘d! ¿No has oído lo
que dijo Abû Hubâb –sobrenombre de ‘Abdullah
bin Ubayy–? Dijo esto y aquello». Sa‘d bin ‘Ubâ-
da dijo: ‘¡Mensajero de Dios! Perdónalo y excú-
salo ¡Por Aquél que te revela el Libro! La gente de
esta ciudad estaba de acuerdo en coronarlo rey
y ponerle un turbante (de jefe) cuando Dios lle-
gó con la Verdad que te reveló a ti. Cuando Dios
impidió eso con la Verdad que te concedió, ‘Ab-
dullah se puso celoso y molesto; y eso causó que
haga lo que viste’. El Mensajero de Dios (B y P) lo
perdonó y los musulmanes perdonaban a los po-
liteístas y la Gente de la Escritura como Dios les
ordenó y soportaban pacientemente sus ofensas.
Hasta que Dios permitió combatirlos. Entonces;
cuando Dios combatió en Badr y Dios mató a los
líderes de los incrédulos de Quraysh, ‘Abdullah
bin Ubayy bin Salûl y quienes lo seguían de los
politeístas y los adoradores de estatuas dijeron:
‘Este asunto (el Islam) ya triunfó’; y ofrecieron
su juramento de fidelidad en el Islam al Profeta
(B y P) y se islamizaron.
XVII
Las palabras de Dios:
No creas
que quienes se alegran de lo que
hicieron y gustan de ser alaba-
dos por lo que no han hecho; no
creas que van a librarse del cas-
tigo. Tendrán un castigo dolo-
roso
(3:188)
1728.
Abû Sa‘îd Al-Judrî relató que, en vida
del Profeta (B y P), había unos hipócritas que,
cuando salía el Mensajero de Dios (B y P) a com-
batir, se quedaban y no lo acompañaban; ellos es-
taban contentos por abandonar al Profeta (B y P)
quedándose en Medina. Cuando el Mensajero de
Dios (B y P) volvía a Medina se excusaban ante él
y le juraban un sinfín de cosas. También les gus-
taba que se los elogie por lo que no habían he-
cho; entonces, descendió esta aleya:
No creas que
quienes se alegran de lo que hicieron y gustan de
ser alabados por lo que no han hecho...
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