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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
preguntaba frecuentemente sobre mí y ella decía:
‘¡Qué maravilloso hombre es! No ha venido a mi
lecho ni se ha acercado a mí desde que nos casa-
mos. Cuando esa situación se hizo prolongada, él
lo comentó al Profeta (B y P), quien dijo: «Haced
que me encuentre con él» y yo me encontré con él
después. Dijo: «¿Cómo es tu ayuno?» le dije: ‘To-
dos los días’. Me dijo: «¿Cada cuanto terminas de
recitar todo el Corán?»; le dije: ‘Cada noche’. Me
dijo: «Ayuna tres días de cada mes y termina de
recitar el Corán (una vez) cada mes». Dije: ‘Pero
puedo más que eso’. Me dijo: «Entonces ayuna tres
días cada semana». Yo dije: ‘Pero puedo más que
eso’. Me dijo: Ayuna un día cada tres días’; yo dije:
‘Puedo más que eso Mensajero de Dios (B y P)’.
Dijo: «Ayuna el mejor ayuno, el ayuno de Dawûd;
ayunando un día y comiendo en el otro; y reci-
ta una vez cada siete noches». ¡Ojalá hubiese to-
mado el permiso del Mensajero de Dios! Pues me
he vuelto un hombre viejo y débil’. ‘Abdullah bin
‘Umar solía recitar el Corán a su familia; una sép-
tima parte en el día. Lo que iba a recitar esa no-
che lo repasaba durante el día para que le sea más
fácil rezar de noche. Cuando quería ganar fuerza
solía dejar de ayunar unos días y después decidía
ayunar por un número similar de días, porque de-
testaba dejar de hacer algo que hacía cuando se
separó del Profeta (B y P) (a su muerte).
XIII
El pecado de quien recita por
ganar reputación o ganarse el
sustento, etc.
1825.
Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo: ‘Oí al Mensaje-
ro de Dios (B y P) decir: «Surgirá entre vosotros
gente cuya oración hará que despreciéis la vues-
tra; sus obras harán que despreciéis las vuestras;
recitan el Corán pero no atraviesa sus gargantas.
Salen disparados de la religión como sale la flecha
del arco. El arquero podrá revisar la parte sin plu-
mas de la flecha y no obtendrá nada; revisará la
parte con plumas de la flecha y no ve nada; final-
mente sospechará y procurará encontrar algo en
la parte baja de la flecha»’.
1826.
Abû Mûsa relató que el Profeta (B y P)
dijo: «El creyente que recita el Corán y obra se-
gún él es como la toronja, su sabor es bueno y su
aroma es agradable. El creyente que no recita el
Corán y obra según él es como el dátil, su sabor
es bueno pero no tiene aroma. El hipócrita que
recita el Corán es como el arrayán, su aroma es
agradable y su sabor es amargo. El hipócrita que
no recita el Corán es como la
handhala
, su sabor
es amargo y desagradable y su aroma es fétido».
1827.
Ÿundab bin ‘Abdullah relató que el Pro-
feta (B y P) dijo: «Recitad el Corán mientras es-
téis de acuerdo sobre su interpretación; si tenéis
diferencias entre vosotros deteneos de tal recita-
ción».
60. El Libro del Matrimonio
I
El estímulo hacia el
matrimonio
1828.
Anas bin Mâlik dijo: ‘Llegaron tres per-
sonas a las casas de las esposas del Profeta (B y P);
preguntaban sobre la adoración del Profeta
(B y P). Cuando se les informó, fue como si les
pareciera muy poco. Dijeron: ‘¿A qué distancia es-
tamos nosotros (por delante) del Profeta (B y P)?
Y eso que Dios le perdonó sus pecados pasados y
futuros’. Uno de ellos dijo: ‘Yo rezaré durante toda
la noche siempre». Otro dijo: ‘Yo ayunaré todos
los días del año, sin romper mi ayuno’. El otro dijo:
‘Yo me alejaré de las mujeres y nunca me casaré’.
El Mensajero de Dios (B y P) llegó y dijo: «¿Vo-
sotros sois los que decís así y así? Yo, ¡Por Dios!,
soy de vosotros el que más teme a Allah y el que
más se protege de Su castigo; sin embargo; ayuno
y no ayuno; rezo y duermo; y me caso con muje-
res. Quien rechaza mi sunna no es de los míos»’.
II
Lo que es detestado del ascetis-
mo y la castración
1829.
Sa‘d bin Abi Waqqâs dijo: ‘El Profeta
(B y P) rehusó permitirle a ‘Uzmân bin Madh‘ûn
hacerse asceta; si se lo hubiese permitido nos ha-
bríamos castrado’ .
(1) La castración está totalmente prohibida en el Is-
lam; Sa‘d se refería aquí a la excesiva abstinencia de las
cosas legalmente lícitas.