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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
XXX
La virtud de la prosternación
(al-suÿûd)
463.
Abû Huraira relató que la gente dijo:
‘¡Mensajero de Dios! ¿Veremos a nuestro Señor
en el Día de la Resurrección?’ El respondió: «
¿Tenéis alguna duda de ver la luna en una no-
che de luna llena sin nubes?» ellos respondieron:
‘No, Mensajero de Dios’. El les dijo: « ¿Y tenéis
alguna duda de ver el sol en un día soleado?» Di-
jeron: ‘No’. Dijo: «Pues así mismo lo veréis. En
el Día de la Resurrección se reunirá a la gente
y se dirá: ‘Quien adoraba algo que lo siga aho-
ra.’ Algunos seguirán al sol; otros seguirán a la
luna; otros seguirán a otras deidades y quedará
sólo esta nación incluyendo a los hipócritas que
en ella hay. Luego Dios viene a ellos y les dice:
‘Yo soy vuestro Señor.’ Ellos dirán: Dios es nues-
tro Señor y aquí nos quedaremos hasta que lle-
gue nuestro Señor; cuando nuestro Señor llegue
a nosotros sabremos reconocerlo.’ Y Dios vuelve
a ellos y les dice: ‘Yo soy vuestro Señor’ Y ellos
dirán: ‘Tú eres nuestro Señor’. Entonces se creará
un sendero cruzando sobre el Infierno. Yo seré el
primero de los Mensajeros en pasar con su na-
ción. Ese día no hablará nadie excepto los mensa-
jeros; y ellos dirán ese día: ‘¡Oh Dios! ¡Sálvanos!
¡Oh Dios! ¡Sálvanos!’ Del Infierno saldrán garfios
como las espinas del sa‘dán. ¿Habéis visto las es-
pinas de la planta de sa‘dán?» La gente dijo: ‘Sí’. El
dijo: «Pues son como las espinas del sa‘dán, ex-
cepto que nadie sabe su tamaño sino Dios; arre-
batarán a la gente por sus obras. Algunos caerán
y quedarán por siempre en el Infierno; otros, se-
rán despedazados y luego se salvarán. Cuando
Dios quiera tener misericordia con quienes quie-
ra de la gente del Infierno, ordenará a los ánge-
les que saquen de allí a todos los que adoraban
a Dios. Los sacarán, pues, y los reconocerán por
las marcas que deja la prosternación. Pues Dios
ha prohibido que las marcas que deja la proster-
nación sean consumidas por el fuego infernal. A
cada ser humano lo consume el fuego excepto las
marcas de la prosternación. Los sacarán del fue-
go y saldrán convertidos en esqueletos; se les ver-
tirá encima el agua de la vida y surgirán como
brota una planta a las orillas de un arroyo. Luego
Dios termina de juzgar a sus criaturas; y queda
un hombre entre el Infierno y el Paraíso; será el
último de las gentes del Infierno que entra al Pa-
raíso. Estará de cara al Fuego quemándole el ros-
tro y dirá: ‘¡Señor! Retira mi rostro del Infierno,
pues sus vientos me han secado y sus emanacio-
nes me han quemado’. Dios le dirá: ‘¿Pedirás algo
más si cumplo con este ruego?’ Dirá: ‘No ¡Por Tu
gloria!’ y dará a Dios lo que quiera de promesas y
juramentos. Dios retirará entonces su rostro del
Infierno y cuando su rostro esté hacia el Paraí-
so estará quieto contemplando sus delicias por el
tiempo que Dios quiera. Luego, él dirá: ‘¡Señor!
Llévame hasta el portal del Paraíso’. Dios le dirá:
‘¿No habías jurado y prometido que no pedirías
más de lo que pediste al principio?’ El dirá: ‘Se-
ñor, no me hagas el más desdichado en Tu crea-
ción’. Dios dirá: ‘Si cumplo con tu petición ¿Me
pedirás algo más?’ El dirá: ¡No! ¡Por Tu gloria! Y
dará a Dios lo que quiera de promesas y juramen-
tos. Dios lo dejará, entonces, ir hasta el portal del
Paraíso. Cuando llegue allí y vea su vida, su goce
y sus placeres se quedará quieto mientras Dios
así lo desee; luego dirá: ‘¡Señor! Déjame entrar
en el Paraíso’. Dios dirá: ‘¡Ay de ti humano! ¡Qué
taimado eres! ¿No habías jurado y prometido que
no pedirías más de lo que ya te concedí?’ El dirá:
‘¡Señor! No me hagas el más desdichado de Tu
creación’. Dios, Glorificado y ensalzado sea, se
reirá de él y le permitirá entrar al Paraíso y le dirá
que pida todo lo que desee. El hombre hará así
hasta que todos sus deseos sean satisfechos. En-
tonces Dios le dirá: ‘Pide más, de esto y de aque-
llo’. Dios le hará recordar más deseos y cuando
se terminen todos sus deseos, Dios le dirá: ‘Se te
concederá todo lo que pediste y algo igual a ello
además’ «. Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo a Abû Hurai-
ra: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo que Dios le
dijo: ‘Se te concederá lo que pediste y diez veces
más». Abû Huraira dijo: ‘No recuerdo del Men-
sajero de Dios (B y P) sino: «Se te concederá lo
que pediste y algo igual a ello además’». Abû Sa‘îd
dijo: ‘En verdad, yo lo oí decir: «Se te concederá
lo que pediste y diez veces más»’.
XXXI
Prosternarse sobre siete
huesos
464.
Ibn ‘Abbâs relató, en una versión, que el
Profeta (B y P) dijo: «Se me ordenó hacer el suÿûd
sobre siete huesos: Sobre la frente –y apuntó con
su mano a su nariz–, las dos manos, las dos rodi-
llas y las puntas de los pies. Y que no nos recoja-
mos las vestiduras y el cabello».