Page 9 - Sahih Al-Bujari

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Oficina de Cultura y Difusión Islámica • Argentina
Sahîh Al-Bujârî
de Makka y de sus sabios eruditos islámicos pues se quedó a vivir allí después de despedir a su madre y
hermano que volvieron a Jorasán. En Makka pasó dos años; después fue hacia Medina. Después de pasar
seis años en la región de Al-Hiÿâz, que incluye a Makka y Medina, partió hacia Basra, Kûfa y Bagdad.
Después visitó muchos otros lugares, incluyendo Egipto y Siria. Visitó Bagdad varias veces y llegó a co-
nocer al sabio Ahmad Ibn Hanbal, entre otros.
Debido a su honradez, sinceridad y buena educación solía mantenerse alejado de los príncipes y emi-
res por temor a verse inclinado a caer en falsos halagos para agradarles.
Se han relatado muchas historias sobre los esfuerzos del Imâm Al-Bujâri para recolectar los hadices
del Profeta (B y P). Viajó por un sinnúmero de países para recoger las gemas que cayeron de los labios del
Profeta Muhammad (B y P). Se dice que el Imâm Al-Bujâri llegó a registrar alrededor de 300.000 hadi-
ces y que él personalmente había memorizado 200.000. Pero algunos hadices eran falsos; pues Al-Bujâri
vivió en una época en que algunas personas sin escrúpulos acostumbraban inventar y falsificar hadices
para complacer a los gobernantes o simplemente para distorsionar el Islam al que no pudieron derrotar
por la fuerza.
Se relata que el Imâm Al-Bujâri vio, antes de empezar a recopilar su “Sahîh”, a su persona de pie ante el
Profeta (B y P) con un abanico y espantando a las moscas que molestaban al Mensajero de Dios (B y P).
Cuando consultó a algunos intérpretes de sueños, le dijeron que él retiraría la falsedad que se había in-
ventado sobre las palabras del Profeta (B y P).
Realmente fue una obra colosal la de separar los hadices falsificados de los hadices auténticos. Trabajó
día y noche y, a pesar de haber memorizado tantos hadices, escogió aproximadamente 7.275 tradiciones
con las repeticiones y 2.230 sin las repeticiones. Sin embargo, él tenía absoluta certeza de la autenticidad
de estos hadices elegidos.
Muchos eruditos han tratado, desde entonces, de encontrar algún error en sus apreciaciones y su elec-
ción de los hadices, pero ha sido todo en vano. Esta grandiosa colección de hadices conforma, por esta
misma razón, el libro más auténtico después del Corán.
El Imâm Al-Bujâri murió el primero de Shawwâl del año 256 de la Hiÿra. Fue enterrado en Jartank,
una aldea cercana a Samarkanda. Que Dios tenga piedad de su alma.
El Imâm Al-Bujâri, junto con brillantes mentes como el Imam Málik, el Imam Ahmad, el Imâm Al-
Shâfi‘, el Imâm Abû Hanífa, el Imâm Muslim, el Imâm Abû Dawud y otros, encabezan la pléyade de
eruditos islámicos que sentaron, sin querer tal vez, las bases de la metodología científica moderna. Esa
meticulosa investigación, esa indiferencia ante los grandes reyes, ese escepticismo y crítica propios del
renacimiento y la modernidad se transformaron en el motor impulsor de la cultura islámica durante la
edad media y de la civilización humana en general en los siguientes diez siglos. Porque esta gente no tenía
consideración alguna por iglesias, sectas o escuelas fuera de la verdad científica; esa gente era indiferente
a las leyendas y supersticiones que poblaban los muy pocos libros de la época. Estaban decididos a hacer
ciencia y terminaron haciendo historia. Porque la compleja y meticulosa Ciencia del Hadiz creada por
los eruditos musulmanes fue la piedra angular que convirtió los gateos de los griegos en los agigantados
pasos de la ciencia moderna.
El método de investigación creado por los eruditos del hadiz sirvió de modelo para las demás cien-
cias: no más prejuicios, no más seguimiento ciego, no más supersticiones, no más oscurantismo. La cien-
cia se situaba en el lugar que merecía junto a la religión; pero sin perder la obligatoria humildad que le
debe al creador del universo y sus leyes: Dios.
Los jurisconsultos, los químicos, los historiadores y los físicos, seguidos por los médicos, los matemá-
ticos y los poetas; todos fueron estructurando su conocimiento en base a las reglas metodológicas im-
puestas por los eruditos del hadiz. Cuando estas ciencias entraron en Europa a fines de la Edad Media es
que vemos surgir el llamado “Renacimiento europeo”.
Es increíble pensar en el inmenso aporte que estos hombres, como Al-Bujâri o Muslim han hecho a
la humanidad. Y tal vez nunca se llegue a apreciar en su totalidad; pero Dios todo lo ve y lo oye; a Él le
pedimos toda recompensa y ayuda.