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Page 19

The Islamic Bulletin

Volume XXIV No. 28

necesidad de equilibrar los humores corporales (líquidos).

Los catárticos, purgas y laxantes se utilizaban para lograr

esto y sen (un arbusto bajo con pequeñas flores amaril-

las, hojas de color amarillo verdoso y vainas de semillas

de grasa) fueron particularmente eficientes. Por sí sola la

infusión de las hojas tenía un olor característico y un sabor

nauseabundo dulce y tuvo que ser mezclada con especias

aromáticas. Los ára-

bes introdujeron el

maná y el tamarindo

como los laxantes

más seguros, más

suaves y más fiables.

El Scammony, es una

planta de la familia

de gloria de la maña-

na, que fue utilizada

por algunos, que lo

consideraban como

una medicina funcional, pero fue controvertida debido a

su violenta acción laxante. Los farmacéuticos islámicos ide-

aron una preparación fiable que conservara su potencia,

aunque templando la ferocidad de la hierba.

La formulación se convirtió en un arte e involucró muchos

pasos e ingredientes. Ar-Razi, el más grande médico de

la medicina islámica y el mayor pensador original creó un

fármaco con almendras amargas y la pulpa de la pasa para

el tratamiento de los cálculos renales. Además, que las

hierbas fueron las bases de la preparación de los primeros

fármacos.

Los siguientes son algunos ejemplos de hierbas valora-

das por sus propiedades de sanación y también por sus

propiedades para ayudar a que los medicamentos sean

más apetecibles. El aceite de sésamo alivia la tos y suaviza

la garganta. El jugo de los tallos de la planta de regaliz es

bueno para los problemas respiratorios, la inflamación de

los ganglios y aclara la garganta, mientras que la raíz ayuda

a tratar las úlceras del pie y las heridas. El cardamomo se

creía que enfriaba el cuerpo y el café árabe aún se utiliza

para ayudar en la digestión. El comino era, y todavía se

utiliza para la flatulencia y los calambres en el estómago.

El hinojo ayuda a prevenir la obesidad. La mirra es muy

valorada por sus propiedades medicinales de tratar muchas

enfermedades, especialmente las enfermedades de las

encías. El acónito fue prescrito para el reumatismo, la gota,

la tos ferina, el asma y la fiebre. Los clavos eran útiles para

el dolor de muelas y los vómitos.

Los musulmanes medievales fueron los primeros en uti-

lizar la casia por su suave acción laxante aunque era sobre

todo conveniente para los niños y los ancianos. El aceite

de alcaravea, es un remedio común a base de hierbas y se

utiliza para ayudar a la digestión. El Za’atar que se cuece

al horno con pan sigue siendo una hierba de uso común

valorada por sus cualidades para refrescar el aliento. Las

infusiones de absenta se usan para tratar la diabetes.

Este legado islámico se refleja en cada receta de hoy, cada

licencia concedida en la farmacia y en todos los medica-

mentos, elixires o jarabes creados, usados o probados. Los

descubrimientos de los primeros médicos y farmacéuticos

pueden parecernos demasiado obvios para nosotros, pero

el conocimiento de hoy en día se basa en el trabajo de

aquellos primeros protagonistas.